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viernes, 3 de junio de 2011

UNA HISTORIA CON ENSEÑANZAS

ARROSTRAR  LA  AVENTURA  DE  VIVIR




Nane se quedó huérfana, de madre y padre, a los 19 años. Sus padres, fallecidos en accidente, le habían dejado: una casita baja, en un barrio de una ciudad del interior, y una mercería-lencería; situada en una puerta accesoria de la misma vivienda.  La casa estaba bien amueblada y tenía de todo lo imprescindible para vivir cómodamente; la tiendecita, contaba con un amplio surtido en ropa de casa y decoración textil; también de una muy diversa gama de lencería, y algo de componentes de bisutería. Con todo ello, ni la clientela ni el trabajo le faltaban nunca.

Podría decirse que, sin grandes lujos, Nane podría vivir medianamente bien. Tenía para comer y vestir, para poder salir e ir a algún espectáculo de vez en cuando y, si el año iba bien, hasta podía tomarse alguna semana de vacaciones.

Nane, además de la mucha gente que conocía por ser su clientela, tenía algunas buenas amigas, desde hacía tiempo, antiguas compañeras de colegio e instituto. Con ellas, salía a pasear los domingos y, en verano, que no abría los sábados por la tarde, algunos fines de semana, se escapaban a la playa.

Esta era la vida de Nane. Una existencia sin sobresaltos, también sin muchas posibilidades de que cambiara en algo su realidad, ni que pudiera llevar a mejorar su existencia. Estaba bien, pero...

Las semanas, los meses, los años transcurrían..., los “trenes-oportunidades” de la vida pasaban... Las amigas de Nane iban encauzando su futuro, cada una encontraba al hombre de su vida, estaba ilusionada poniendo y acomodando su piso...

Mientras ella, aparte del apoyo de sus amigas (que, por estas mismas circunstancias ya no iba siendo igual), en el aspecto sentimental se sentía más bien falta, pues esas experiencias de cariño, de tener alguien con quien hablar de sus sueños e ilusiones... que sus amigas le contaban, ella nunca las había experimentado; pero es que, además, qué difícil lo tenía: sus posibilidades de tener relaciones con chicos de su edad ¡eran tan limitadas...!


Sí, Nane, cada vez más, sentía la necesidad de encontrar, de tener un amor, una persona con la que compartir... Claro, ¿compartir qué?

Notaba que ya le estaba haciendo falta (se sentía sedienta, tal vez) de lograr una pareja, era como si necesitara enamorarse.

Y, claro, cuando la tierra está seca... es muy fácil que absorba toda  el agua que caiga sobre ella... Y, así, a través de Internet,  conoció a un joven que le pareció su “príncipe azul”.

Juanma era una persona muy bien preparada profesionalmente, pero de muy pocas habilidades sociales. Aún teniendo el Doctorado en Química Orgánica, su vida era insulsa y no pasaba de estar con libros y apuntes todo el día, de vez en cuando se metía a trabajar en “un proyecto de investigación” y así iba tirando... Su vida estaba carente de proyectos a medio o largo plazo y se conformaba con eso que tenía; sin atreverse, por timidez o miedo, a arrostrar la aventura de vivir su vida.

Tal para cual.

Y, como era fácil, chatearon y chatearon, intercambiaron cientos de “presentaciones de PowerPoint”,  y opiniones y fotos, y canciones y...

Al final, quedaron en conocerse.

Se citaron un domingo por la mañana en Cádiz; por donde Poseidón, en la Caleta.


La primera impresión, nada más verse, fue muy buena para ambos. Aunque ella, que era más intuitiva, sintió como que había algo que no terminaba de gustarle; no sabía qué: quizá su atuendo demasiado clásico. Ella iba con un pantalón blanco y una camiseta bordada... que verdaderamente resultaba impresionante.

Lo de la cita se volvió a repetir. Una y otra vez...

Y casi sin prevenirlo, una mañana de diciembre, Juanma y Nane decidieron dar el paso de “formalizar” su relación de “pareja”, optando por empezar una nueva “vida a dos”. Como Nane tenía su vivienda, y Juanma no tenía nada que lo atara a seguir viviendo en ningún sitio determinado, lo más fácil fue ir a vivir a casa de ella... y ya verían luego...

Pero lo que pasó es que no pasaron tres meses y la convivencia se hizo insostenible. Y, tal como había comenzado la historia de amor, así acabó, al llegar la primavera: un día, Juanma hizo su maleta y desapareció.

Nane quedó muy mal. Y no tanto por haber perdido a aquel hombre, que tan poco le había aportado a su vida, sino por la manera en la que se había ausentado, sin ni siquiera dar la oportunidad de analizar lo que les estaba pasando...

Hizo por conectar con él, pero no hubo manera humana de hacerlo: ni cartas, ni emails, ni por teléfono... No obtuvo respuesta por ningún medio.

Ahora parecía que estaba aún más sola. Aunque, en realidad, estaba mejor que antes; pero le quedaba ese extraña sensación tal es como cuando has tenido una celebración en casa y se van los amigos, entonces parece que la soledad se acentúa.

Aquellas semanas, fueron muy duras para Nane. Así que, en cuanto acabaron las lluvias,  ella también hizo su maleta, puso un cartel en la puerta de la tiendecita y se marchó unos días de vacaciones a Ibiza.
  
En esa semana, Nane no se quedó en vivir las noches, si no que, sobre todo, aprovechó para disfrutar de la luz y del sol. Estuvo visitando cuantas playas y calas pudo, aprovechó para conocer las tiendas y fue haciendo bastantes compras, consiguiendo muchos detalles en lencería y en abalorios, pensando en llevarlos a su tienda...

Y, también aprovechó para pensar, e intentar sentar unas bases para su vida, que no era fácil; pues había muchas cosas que ella veía que la amarraban: si era verdad que con su casita y su pequeño negocio de mercería tenía resuelta su vida, para el presente y el futuro, también era verdad que, aquello mismo, le ataba a aquella realidad que ella no había elegido en absoluto. Había estudiado, por insistencia de su padre, Informática, aunque no terminó.  Ahora, mirando atrás, pensaba en lo que le hubiese gustado hacer en su vida: dedicarse a pintar, estudiar Bellas Artes. Pero primero porque a  su padre no le parecía bien y luego porque tuvo que ponerse a llevar la tienda, sólo le quedaban algunos ratos para dibujar algunas cosillas que luego regalaba o guardaba...

Estaba como en el fondo de un pozo...: aquella ciudad, aquel barrio, aquel trabajo tan poco creativo... Por un momento, pensó que “su fortuna” era “su desgracia”; que tal vez si sus padres no le hubiesen dejado nada de qué vivir, nada donde sostenerse, acaso hasta hubiese corrido mejor suerte, porque siendo libre...

Bueno (pensó también) y ¿qué habría hecho ella siendo libre, sin tener nada que la atara?, ¿unos días de vacaciones, como ahora?, ¿y luego? Porque la verdad es que sus  estudios habían quedado truncados, y ¿quién daría alguna oportunidad a una mujer sin mucha preparación y la con la única experiencia de atender, sin esfuerzo, a una clientela que no necesitaba que se le convenciera para que se llevase aquello por lo que había ido?; pues sus clientes, normalmente, ya sabían lo que querían antes de entrar a la tienda...

¿Qué otra cosa podía hacer sino seguir haciendo lo mismo de siempre, hasta que...? ¿Hasta cuándo? ¿Quién le ayudaría?

Bueno, por fin optó por no pensar más y se propuso dedicarse a disfrutar de los días que le quedaban en la isla. Aunque, de vez en cuando, la mente, siempre activa, le hacía volver al tema de su futuro.

Fue el último día, cuando en un mercadillo, charlando con una extranjera, que vendía esencias y plantas aromáticas, creyó entender bien algo muy importante: “La vida o la vives, o se te escapa”.



La cosa fue así:


Nane se acercó al tenderete y, dirigiéndose a la chica que lo atendía,  empezó a preguntarle sobre un elixir floral que proponía como “el mejor remedio para equilibrar las cuatro dimensiones del ser”.

De las preguntas de una y las respuestas de la otra, pasaron a hablar de ellas mismas.

Así la vendedora confesó:

- A mi,  antes, el miedo me paralizaba; hasta que un día, cogí a mi niña y me vine a vivir mi “vida loca de libertad”. La tengo a ella, y ella me tiene a mí. No necesito más que lo que tengo y no quiero más.

- Eso es, Hiba, te comprendo perfectamente; pero ¿cómo vencer ese miedo?

- Con esperanza, Nane, con esperanza. Tienes que abrigar en tu corazón toda la esperanza que puedas. La esperanza te ayudará a saber esperar tu  momento. Si sabes esperar la realización de tus deseos, llegarás a tu Meta.

- ¿Mi Meta?, y... ¿cuál es mi meta, cómo saberlo?

- Verás, lo que tú quieres lograr en la vida, en la aventura de tu vida.  La esperanza te dará la fuerza y el empuje para seguir adelante, para no abandonar, para seguir en la lucha... de conseguir lo que quieres; ya sabes: la vida es una y si no la vives, se te escapa. Nadie va a vivir por ti lo que tú no vivas.

Se hubieran quedado charlando horas..., pero ya tenía que ir a recoger sus cosas y dirigirse al aeropuerto. Su estancia en Ibiza había acabado.
En sus vacaciones no había conseguido olvidar todas las cosas que ella hubiese querido, pero le habían servido para pensar.

Todavía en el avión, la persona que le tocó al lado, le empujaría a seguir haciéndolo. Después de contar mil historias de sus nietos, en un momento le dijo:

- ¿Y a qué te dedicas, muchacha?

Ella le contó, en pocas palabras,  lo que hacía.

Y siguió:

- ¿Y eso te gusta?

- Pues mire usted, la verdad es que no, pero...
- Y si no te llena ¿por qué lo haces?
- Es que la vida me ha llevado a eso...
- No, hija, tú te has dejado llevar por la vida, que es otra cosa...

Pues no tenía ya bastante embrollo en su cabeza, como para escuchar esto que le decía el anciano viajero.

- Ya llegamos.
- Encantada, ha sido un placer.
- El placer fue mío, señorita...


Tomaron tierra. Todo sin novedad.

Pero parece que el Universo escuchó los pensamientos y los sentimientos de Nane.

Y...

Cuando se bajó del avión, mientras esperaba su maleta y el bolso nuevo que se había visto obligada a buscar para meter todas las cosas que había ido comprando. Al encender el móvil vio que tenía un montón de llamadas perdidas... Aquello la mosqueó un poco, pero se dijo: bueno, ya cuando llegue a casa y esté más tranquila...

Cogió un taxi y le indicó al taxista la dirección de su casa, a dónde se dirigió sin decir ni una palabra. Al llegar, el corazón le dio un vuelco: humo, ruido, bomberos... ¡su casa estaba ardiendo!


Todo en llamas. De pronto... ¿cómo era posible?, todo quemado: su casa y sus muebles, su equipo de música y su ordenador, sus libros, sus dibujos... ¡Todo ceniza! ¿Pero, por qué?, se preguntaba ¿por qué, ahora, esto?

Del cansancio que tenía, deseando llegar a casa y al recibir aquella impresión, Nane perdió el conocimiento. El taxista, sin saber qué hacer ni a quien dirigirse, la llevó a Urgencias, donde la atendieron.

Al despertar, Nane se encontró en una cama, en el Hospital. De pronto, no sabía ni qué era de ella, ni si lo que estaba presente en su mente era real o había sido una pesadilla. Creía que todo era verdad ¿pero qué hacía ella allí?

Una enfermera, le comunicó que un señor la había dejado ahí inconsciente, también unos bultos suyos, pero que, ahora ya estaba perfectamente y que podía irse a su casa...

Pero... ¿a dónde? (pensó), ¿a mi casa? ¡eso quisiera yo!

No sabía qué hacer...

De todos modos, tenía que presenciarse allí, asegurarse de que era verdad lo que creía que era verdad y arrostrar la realidad: se dirigió al barrio, a ver si su casa estaba o no estaba, a ver lo que había quedado o no de ella.

Acercándose, ya empezó a oler a humo: no cabía duda de lo que había sucedido.

Efectivamente: ni casa, ni tienda, ni nada de valor se mantenía en pié. Ni siquiera tenía, apenas, dinero en la cartilla, pues en las vacaciones se había fundido prácticamente todos los ahorros.

Y ahora ¿qué?

Lloró. Y lloró. Y lloró...

Se quedó quieta, de pié, inmóvil, con su maleta de viaje, su bolso, su mochila... Estaba perdida.

Un hombre se quedó mirándola. Ella lo miró y cerró los ojos, no quería ver a nadie; menos a gente nueva y desconocida.

El hombre, con serena voz, le dijo. “Si lloras porque no hay estrellas, te quedarás sin disfrutar del sol...”

Luego, echó su cabeza hacia atrás, y mirando al cielo, gritó: ¡¿Por qué?!

Entonces, algunas vecinas se le acercaron, la tomaron de la mano, la ayudaron con el equipaje y la llevaron a casa de Nuria, una de ellas.

Le ofrecieron algo de comer, la escucharon, la acompañaron en su llanto desolador. La situación era irreversible, no había nada que hacer...

Se quedó dormida en el sofá. Y así la dejaron, tampoco sabían que otra cosa podían hacer.

Aquella noche Nane soñó, como nunca... Soñó que montaba a caballo; era un caballo dócil y obediente,  muy vivo... que la llevaba raudo a un destino nuevo, cruzando un bosque, superando todos los obstáculos con éxito...

Al despertar, curiosamente, se sentía feliz. Y aunque contrariada por todo cuanto había perdido de pronto, se sentía libre, como sin ataduras. Era la sensación de bienestar, como el gozo de sentir que estaba encajando las piezas de todo cuanto había reflexionado en la playa, caminando por las calles y rincones de Ibiza, charlando con Hiba o con aquel viajero en el avión... 

Sin pensarlo mucho, Nane buscó, decididamente, un trabajo relacionado con el mundo de las artes plásticas. Ahora sabía lo que quería. Y lo encontró en una Galería de Arte. Y mientras atendía al público, no sólo aprendía muchas cosas que le gustaban, si no que se relacionaba con muchas personas que vivían amando al arte sobre todo.

Y con ellos hablaba y consiguió muchos y buenos amigos.


Incluso un día conoció y sintonizó muy bien con un joven escultor y pintor restaurador que le pidió que se fuese a trabajar con él, y luego le ayudó a que estudiara lo que ella siempre había soñado, y luego le pidió que se casara con él, y luego...

Nane fue tan feliz,  viviendo con Fran y haciendo realidad sus sueños de toda la vida. Por eso,  se dice de ellos que supieron hacer realidad lo que muchos llaman “lo imposible”. Nane supo y demostró que nunca hay que temer a la vida, sino arrostrarla con valentía. Y celebrarla, cada día.


                                                          José-María Fedriani Martín
                                                               (en“Claves de Vida”)
                                                                           





UNAS CUESTIONES:

1.- ¿Disfrutas de la vida? ¿Sabes disfrutar de la vida, del aquí y el ahora?

2.- ¿Tienes suficiente coraje para arrostrar el camino propiamente tuyo?

3.- ¿Has sentido, alguna vez la total soledad?, ¿qué aprendiste de la experiencia?

4.- ¿Sentiste, por algún momento, miedo (miedo paralizante) a la vida... a vivir con plena libertad?

5.- ¿Conoces tus ataduras, las cosas, personas o circunstancias que te impiden vivir como sueñas o quisieras?

6.- ¿Haces de tu vida lo que quieres..., o te dejas manejar?

7.- Si ya sabes lo que quieres... ¿Estarías en disposición de arrostrar, de pelear, la aventura de tu vida..., para llegar a ser quien verdaderamente eres?  

2 comentarios:

  1. ...traigo
    sangre
    de
    la
    tarde
    herida
    en
    la
    mano
    y
    una
    vela
    de
    mi
    corazón
    para
    invitarte
    y
    darte
    este
    alma
    que
    viene
    para
    compartir
    contigo
    tu
    bello
    blog
    con
    un
    ramillete
    de
    oro
    y
    claveles
    dentro...


    desde mis
    HORAS ROTAS
    Y AULA DE PAZ


    COMPARTIENDO ILUSION
    JOSE MARIA

    CON saludos de la luna al
    reflejarse en el mar de la
    poesía...




    ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE CARROS DE FUEGO, MEMORIAS DE AFRICA , CHAPLIN MONOCULO NOMBRE DE LA ROSA, ALBATROS GLADIATOR, ACEBO CUMBRES BORRASCOSAS, ENEMIGO A LAS PUERTAS, CACHORRO, FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER ,CHOCOLATE Y CREPUSCULO 1 Y2.

    José
    Ramón...

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  2. OYE, ES MUY INTERESANTE. TE LO AGRADEZCO.

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