Muchas veces, a mucha gente, se le pasa la vida deseando tener aquello que la vida no le ha dado… y, acaso resignadamente, renuncia a soñar con ello… ¡porque no es algo que le ha tocado disfrutar en esta perra vida!
Pero también sucede (y muy a menudo) que, a tantas perdonas, les falta la motivación: una razón para buscar… aquello que sí quieren.
¿Y cuán es la razón?
Pues que, en la mayoría de los casos (si no en todos), toda esta gente ¡ni se ha planteado lo que quiere lograr en la vida!
Cada día nos encontramos con montañas de personas, de todas las edades y condición que no saben qué es lo que necesitan para ser felices, qué quisieran tener para sentirse bien, de qué otras personas les gustaría verse rodeadas o rodeados, qué circunstancias necesitarían cambiar para avanzar y crecer positivamente en su andadura, para sentirse realizadas como personas.
Hay quienes dicen: “yo sé lo que no quiero”. Algo es, pero no es suficiente. Porque evitando lo que no queremos (sufrimientos, soledades, penalidades…), puede que estemos dejando a un lado muchas posibilidades de lograr lo que sí nos haría felices. Si apartamos de nuestra vida todo lo que nos molesta, quizá que estemos cerrando puertas que necesitamos tener abiertas para recibir otras oportunidades… La vida no es una colección de peligros evitados, sino un cúmulo de experiencias (que todas nos aportan algo y nos ayudan a llegar a ser quienes somos).
Cúmulo de experiencias, no arcones llenos de cosas, ni, siquiera, agendas llenas de nombres.
Tener riquezas, estar rodeado de personas, tener una pareja ideal, vivir en medio de las mejores circunstancias, …no son garantía de nada.
Porque la felicidad no se descubre al encontrar algo o alguien…, sino en llegar a ser quien verdaderamente se es. La felicidad no está en encontrar…, sino en aprender a encontrarnos, cada día. Y, lógicamente, es importante que dejemos de buscar la felicidad en las cosas, personas o circunstancias que nos rodean y comencemos a modificar ciertas “actitudes” que nos pueden estar afectando.
Pero, para ello, en primer lugar es importante: que sepamos, que seamos conscientes de que ESTAMOS EN LA VIDA PARA SER FELICES. Y que la felicidad la vamos a lograr cuando SEPAMOS PARA QUE VIVIMOS Y LO BUSQUEMOS CON TESÓN.
Por eso, es fundamental SABER, con certeza, QUE ES LO QUE QUEREMOS.
Necesario, para ello, concretar cuales son nuestros mejores sueños y cuales sí podemos llegar a hacer realidad.
Y, eso, depende, sobre todo de quienes hemos alcanzado llegar a ser (profundamente, no en las apariencias, no en el cascarón).
Los humanos, como los árboles, crecemos, fundamentalmente, gracias a lo que no se ve exteriormente… y no por mucho decirlo, vamos a lograr crecer antes. Es algo que ¡nos sucede mientras vivimos!
Triunfar en la vida no depende sólo de nuestros conocimientos, formación, habilidades… También de nuestra determinación para aprovechar las oportunidades que se nos presentan. Sin miedo.
Luego, quizá, también tengamos que saber establecer relaciones positivas y saludables; a la vez que hagamos por evitar a aquellas otras que nos perjudican, que nos quitan energía y vitalidad (¿vampiros energéticos?)…
Porque la positividad es imprescindible. Tenemos que creérnoslo: somos héroes. Y, cada día, al despertar, tener conciencia de que estamos preparados para la lucha. Y, por ello, podemos tener la certeza de que vamos a ganar la batalla.
¿POR QUÉ NO SER, DESDE YA, MÁS FELIZ?
AHORA ES EL MOMENTO.