Hoy quiero ofrecer, a quienes tengan el gusto de leerme, unos cuantos poemas de mi recital de anoche.
Espero sean del agrado de todos.
EL ÁRBOL DE LA VIDA
Ramas de un árbol somos
y nuestra tarea es
crecer
para llegar a lo Alto.
Frutos son
aquellas cosas
que hacemos y sabemos ofrecer
a los demás:
cuantas acciones logramos
llevar a cabo...
¡esos son
nuestros frutos!
Todo cuanto es un compartir
el don de la vida...
A veces es como dar sombra,
otras como limpiar el aire
que nos rodea,
o también servir de espacio
de acogida para las aves,
o incluso, aunque nos duela,
saber sacrificar algo de
nosotros
para, rompiéndonos,
saber arder, ser leña...
Siempre es el servicio
lo que nos hará alcanzar
el digno prestigio de ser útiles.
Elevarnos es nuestro destino;
pero no podemos
pensar sólo en crecer
y crecer... que también
son imprescindibles las
raíces:
que nadie
nos ha de respetar
si no somos útiles,
si no sabemos regalar
nuestros dones: haciendo
la felicidad, ella recaerá
sobre nosotros,
queriendo
a los demás, ellos otros
igualmente nos amarán...
La vida es don
que vive del don nuestro
de darnos, de amar.
Y amar... siempre
es más... y más todavía.
Crecer es nuestra tarea,
mas el camino es: darnos.
Sólo si sabemos servir,
hacer de nuestra existencia
un don (un don gratuito)
estaremos, realmente,
creciendo a lo más Alto,
nuestra tarea y meta.
VIVIR
No soñar,
sino ser soñador;
no desear lo imposible,
sino vivir
todo lo posible.
No dejar pasar
ni los años ni los días,
ni las horas
ni un minuto.
La vida hay que hacerla:
buscándonosla,
proyectándonosla,
construyéndonosla.
Se trata
de querer ser
quien se es.
La vida
es un regalo.
Una gracia del Cielo,
que todos recibimos.
Pero puede trocarse
en amargura...,
cuando no la vivimos
alegrándonos, cada día,
de tenerla;
sabiendo que es
una y única,
personal e irrepetible.
Nadie puede vivir
por ningún otro:
sólo uno mismo ha de escribir
su propia historia,
aunque, entre todos, hagamos
la del mundo.
Algo
he aprendido
en la vida:
Hay muchos caminos
pero sólo uno
para cada viajero;
como sólo hay
un corazón
para cada ser viviente.
Hay mil formas
de pensar;
pero, siempre,
sólo hay una
que nos convenza
de verdad
a cada quien.
Vivamos la vida
cada uno, todos,
lo mejor que sepamos.
Y vivámosla
con mucha alegría,
queriendo siempre que sea
nuestra vida.
VAMOS ANDANDO
Vamos andando.
Sin saber
muchas veces
hacia dónde...;
vamos andando,
sin más,
por la vida nuestra
cada día.
Vamos andando
seguros
con paso firme,
o con temor
y temblor en las piernas.
Vamos andando
sin saber, siquiera,
si avanzamos
o retrocedemos...
Vamos andando
en la duda de saber
si crecemos,
si nos elevamos,
o si, acaso, nos hundimos.
Vamos andando
y así hacemos la vida;
la vida nuestra de cada día
que es la propia
historia de cada uno...
Yo te pregunto:
¿piensas, tú, acaso,
que merece la pena
vivir sin saber
a dónde vamos...?
Con el corazón
en la mano
te lo digo:
Yo, de verdad, creo
que no merece la pena;
no merece vivir
sin saber
a dónde van
nuestros pasos,
a dónde nuestro vivir.
LA
OLA
Yo sé
que esa ola
viene contra mí.
Viene
a romper
sobre mi cuerpo.
Viene
a tirarme
y arrastrarme...
Lo sé
y no puedo hacer nada
para evitarlo.
La veo venir.
No me cogerá desprevenido.
Pero... nada
puedo hacer.
Resistir.
Tan sólo eso...
Resistiré.
Quizás si aguanto
que la ola no me acabe,
que me empuje,
que me tire,
pero
que no
acabe
conmigo...
El momento que me viene
es difícil...
Tal vez,
pero también es
la mejor
aventura
de mi vida,
la que tengo
aquí,
ahora,
ya,
que arrostrar...:
la ola viene...
Tengo
que aceptar
la realidad,
mi realidad:
no puedo escapar.
Y es...
ya.
¿Huir?
¿luchar?
¿arriesgarme?
¿Y qué es la vida
si no,
sino arriesgarse y luchar?
¿Y qué es la vida
sino un vivir la aventura
del momento presente...
sin saber si habrá
un después,
un luego, un...
tal vez, puede ser...?
La ola,
feroz,
llega ya...
La noto
presente...
Y...
¡A por ella voy!
A contra corriente,
la buscaré
de frente.
Si es preciso
me meteré
dentro de ella
y, con ella,
iré
hasta las rocas...
o quizás
volveré a la mar.
Volveré...
Lo sé,
volveré.
Resistiré.
Nadaré. No me hundiré.
¿Por qué he
de renunciar a vivir
si la vida
es lo que más deseo
en el mundo?.
La ola
ya me llegó.
Aquí estoy.
Vivo.
La ola está.
Yo estoy.
Somos ola...
y ¡resisto!
Y
QUISO Y LO HIZO
Allá en el principio,
creó Dios los Cielos y la
Tierra.
Quiso hacerlo, y lo hizo.
Y quiso que fuera la luz, y
la hizo.
Y quiso las aguas, y los
campos...,
y los hizo.
Y quiso la hierba y los
árboles
que dan flores y frutas, y
los hizo...
Y Dios quiso los días, y las
noches,
y los amaneceres y
atardeceres
que los acompañan...
Y con cada cosa que hacía,
se sentía feliz de haberlo
hecho...
E hizo a los animales
vivientes,
e hizo al ser humano: al
hombre y a la mujer,
con las capacidades de amar y
ser amados,
de ser creativos y
creadores...
Nada de lo que creó lo hizo
distantes,
ni ajenos, ni extraños entre
sí:
ni el sol de la luna, ni la
noche del día,
ni los mares de las tierras,
porque Dios siempre quiso
que todo tuviese la
irresistible inclinación
a ampliarse, a unirse a todo
lo demás,
a alcanzar la armonía en la
plenitud...
Por eso, tenemos adentro
el deseo de comunicación.
Porque fuimos creados
a imagen y semejanza de un
Dios
que es Comunicación, que es
Amor solidario y compartido,
que es Vida.
Quizá la luna sepa que ha de
seguir al sol;
quizá la nube sepa que ha de
seguir al viento;
quizá el agua sepa que ha de
viajar
constante y perennemente;
quizá la flor presienta que
ha de lucir
perfume y color ante la
primavera;
quizás... ¡la Vida está para
encontrarse!
Pero quizá los humanos aún no
sepan,
o no lo sepan siempre,
o lo olvidan con
frecuencia...
que estamos hechos para ir
en búsqueda mutua,
para seguirnos ¡hasta
encontrarnos!
Y encontrarnos
para hacernos Comunión,
para ser, solidariamente,
vida compartida...
Sí. Todo es encuentro.
Todo es invitación permanente
a llegar a ser Unidad,
universalmente.
Total. En plenitud.
Como Dios: que hizo lo que
quiso,
y quiso lo que hizo.
Desde el su Amor vital
que nos dio... ya para
siempre.
VIVIR
Y MORIR, EN MÁS Y EN MENOS
La
vida es menos vivida
cuando
se escapa de las manos
sin
tener amigos
con
quienes compartirla toda.
La
vida es menos vida
cuando
ella se consume
sin
una inquietud constante
por
transformar, a mejor, el mundo.
La
vida es menos vivida
andándola
atemorizadamente,
sin
el corazón cargado de esperanzas
en
la gente y en sus afanes.
La
vida es menos vida
si
está vacía de razones para el gozo;
cuando,
sin apostar por ella,
se
la vive corta en alegrías de vivir.
Se
muere más
cuando
se muere
sin
haber conocido, siquiera una vez,
lo
que es el auténtico amor...
Se
muere más
cuando
se llega a morir
sin
dejar, al menos un hijo,
para
el mundo que sigue...
Se
muere más
cuando
se muere
sin
mil obras hechas, grandes o pequeñas,
aportadas
a la historia humana...
Se
muere más
cuando
se llega a morir
sin
confianza y comprensión de cada otro humano
y
en los sus motivos de vivir o de morir.
CON AMISTAD
Yo tengo otros nombres
para las cosas importantes de
la vida.
Y te las voy a decir
para que entiendas todo
lo que, acaso, te sorprendió
de mí.
Cuando tú dices soledad,
yo digo “en paz”;
cuando tú dices miedo,
yo creo que “es hora de
buscar”;
cuando tú dices es difícil,
yo “opto en libertad”;
cuando tú dices noche,
yo ya siento que “se acerca
un nuevo amanecer”...
Hay mil cosas a las que yo
quiero darles otro nombre;
porque no me gusta
vivir por los demás,
sino hacerlo por mí;
no solo, sino con los demás.
Si, para mí, la fe tiene
el nombre de “Confianza”;
si, para mí, la Esperanza
tiene el nombre de “Vamos
juntos, paso a paso”;
si, para mí, arriesgar
es “Dame tu mano
y miremos al frente...”
Si, para mí, la vida
tiene sentido “soñando
con...”,
“buscando con...”,
“creyendo con...”,
“avanzando con...”
...es porque el Amor, para
mí,
tiene el nombre de Amistad.
PARA
SIEMPRE, ME GUSTARÍA QUERERTE
Me gustaría quererte...
como el jardinero a sus
flores,
como el marinero a su barca,
como el guerrillero a su
fusil,
como la niña a su muñeca
nueva.
Me gustaría quererte...
como el poeta a sus escritos
inéditos,
como una anciana a sus
recuerdos,
como el idealista a sus
proyectos futuros,
como una bailarina a la
ardiente ovación,
como el escultor a su obra
más cargada de vida.
Me gustaría quererte...
como lo hacen dos amigos de
siempre,
como una madre entregada a su
hijo,
como conviven los hermanos
que aprendieron a jugar
juntos,
como se lo demuestran dos
jóvenes enamorados,
como se apoyan los camaradas
que luchan por una misma
causa,
como todo creyente que
ofrece, íntegramente,
su vida por los otros.
Me gustaría quererte...
cada día, cercanamente,
sabiendo, siempre,
que es posible vivir la vida
compartiendo muchas cosas y
ratos contigo;
esperanzando muchos sueños
junto a ti;
buscando y creyendo en la
vida
que se hace
en compañía,
proyectando quehaceres
que puedan llegar a perdurar
por largo tiempo.
Para siempre...
Me gustaría
quererte...
Y para siempre.
Como la vida de un pueblo,
continuada de generación en
generación;
como todo avanzar, sin prisas
pero seguro,
por lograr una utopía.
Como la amistad que hacemos
nuestra.
Para siempre
me gustaría quererte.
José – María Fedriani (en "ADN")