La bio-cultura, ¿una
utopía? ¿O es ya una realidad?
El otro día,
saliendo de FIBES, llegaba una familia y el pequeño preguntaba a sus
acompañantes adultos: ¿qué es eso de biocultura?
El padre le
contestó: - Pues hijo, lo de toda la vida: vivir lo mejor posible consumiendo
productos naturales y sanos.
Tengo que
reconocer que, las palabras de aquel hombre me hizo pensar en algo que, desde
hace tanto tiempo, hemos pensado y deseado, tanta gente, de vivir sanamente,
cuidándonos, respetando el entorno, alimentándonos saludablemente… Y que no es
nada nuevo; aunque, tantas veces, por lo que sea, hemos abandonado “las buenas
costumbres”, dejándonos arrastrar por costumbres que no son nuestras o maneras
de vivir tan fáciles que nos evitan hasta a pensar racionalmente. Efectivamente
hay “intereses creados” de grandes empresas que trabajan, cada día para “cambiarnos”
la manera de pensar y de actuar.
La Naturaleza es
biodiversa y dinámica. Y, como tal, conlleva diversas maneras de alimentarnos,
de vivir según diferentes modos culturales. Cada pueblo, cada comunidad humana,
ha aprendido a lo largo de los siglos, a vivir de maneras diferentes, pero lo
más cercanamente posible de su realidad ecológica: la cultura es la vivencia
repetida y transmitida de generación en generación.
Sí, BioCultura ha
sido, en Sevilla, durante unos días, una feria de productos ecológicos por
excelencia del estado español. La que lleva siendo una cita de referencia en
otras ciudades, ha llegado por fin a Andalucía. Cientos de expositores, cientos
de actividades, millares de hombres, mujeres y niños visitantes-participantes.
Una ocasión única
para tender lazos reales, amigables, humanizados y humanizadores, entre
productores y consumidores, animadores y concienciadores con tanto personal que
busca informaciones y conocimientos… Ocasión para (respetando el planeta que,
poco a poco, tanta gente parece que se empeña en enfermarlo), trabajar para
encontrarnos todas las personas que deseamos vivir mejor, de manera más
armónica, saludable y feliz.
Ojalá comencemos, después
de estas jornadas de ver, oler, oír, escuchar, saborear las tantas “cosas
buenas” que nos hemos encontrado en esta feria de productos ecológicos y de
consumo responsable, a actuar, día a día, más responsablemente y también con más
capacidad de ¡soñar que el mañana puede ser mejor!