TRABAJAR PARA
DIGNIFICAR
LA VIDA
A
veces, nos equivocamos. Casi siempre nos equivocamos cuando hacemos las cosas
sin razonar los porqués…
Es
algo que, tantas veces, suele sucedernos cuando hablamos del trabajo. Para
mucha gente, el trabajo es como un castigo…; si bien también es considerado un
derecho: ¡tantas personas luchan por lograr un trabajo digno, suficiente para alcanzar
los medios económicos para vivir dignamente!
Entonces
trabajar ¿es premio o castigo?
Pues
creo que es importante llegar a la razonable conclusión de que el trabajo es un
derecho y también un deber. Es algo que, en primer lugar, nos hace útiles y nos
da sentido en la vida.
El
Papa Francisco lo dice así:
“El
trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino
de maduración, de desarrollo humano y de realización personal.” (“Laudato
Si”, 128).
No
vivir para trabajar. No trabajar para mal vivir, para subsistir. El trabajo es,
debe de ser, como el aporte que toda persona hace a la Historia de la Humanidad.
Es una contribución a la Creación: trabajar es creer que el futuro es posible;
es la consecuencia de razonablemente pensar que el Mundo puede ser Mejor, cada
día. Confiar en que no vamos caminando a la autodestrucción de la raza humana y
de nuestro planeta Tierra, sino al logro del Cielo entre nosotros: vivir siendo
Familia de armónica Amistad.
Y
eso es lo que nos toca celebrar en un día como hoy, 1º de mayo, Fiesta del Trabajo.
Y es lo que también hemos de festejar cada día que hacemos algo por el bien de la
sociedad en la que vivimos.
Ojalá
que siempre estemos alegres.