JUSTO Y RAZONABLE
Una mentira repetida mil veces…
No son presos
políticos; son gente inmoral que ha utilizado la política para beneficiarse de
ella, para otras cosas muy diferentes a las que se debieran haber dedicado
(enriqueciéndose unas veces, haciendo lo que les da la gana otras, buscando
otros intereses que no son el bien de la sociedad a la que debieran servir).
Tantas veces lejos de lo permitido por la ley.
Pero después de
escuchar mil veces que son “presos políticos”, acabaremos creyéndonoslo (o por
lo menos dudando de si nuestra opinión es o no la más razonable). En un estado
democrático (con todos los fallos que puede tener, que no son pocos), pienso
que es la ley la base de la convivencia. Esa es la “regla del juego”. Y no podemos funcionar como si estuviésemos
en un estado anárquico o dictatorial.
Si hemos elegido una
Constitución (aunque se da el caso de que, por cierto, yo no la pude votar),
hemos de respetarla. Fue aprobada por la mayoría de la ciudadanía, por ¡el
pueblo español! Y. mientras no la cambiemos, es la que hay.
Se puede estar en
contra de ciertos artículos, se puede estar en contra de todo lo establecido por
las leyes y nuestra Constitución; se puede estar, incluso, en contra de los estados.
Es razonable, en realidad yo también lo pienso; pues es muy cuestionable si es,
acaso, lógico, distribuir el mundo en países, con fronteras casi siempre
ficticias, generadas por acuerdos, después de unas guerras o unas negociaciones
económicas.
Pero es absurdo, en
pleno siglo XXI, querer dividir, cuando lo lógico, lo razonable sería ir a
buscar unidades más grande, suprimir murallas, establecer puentes, avanzar en
un mundo ¡sin fronteras!…
De todos modos, es muy
admisible que cada quien piense como piensa. Lo que no se puede permitir es que
la sinrazón se imponga.
Vivir en sociedad
requiere unas “normas de convivencia”. Y, en nuestro estado de derecho, las
cosas son como son (porque así las hemos acordado, así las hemos querido).
Ciertamente lo justo y
lo razonable no siempre coinciden. Lo lógico y lo legal tampoco.
Pero…
Yendo a lo práctico:
La tentación de caer
en la intransigencia, nos puede llevar a pensar (a base de “mentirnos” a
nosotros mismos) que sólo unos cuantos tenemos la razón.
Y, si bien es verdad
que siempre hay que ser intransigente con los intransigentes, es peligroso
creernos siempre los dueños de la absoluta verdad. Lo cual puede ser falso, no
ser verdad. Porque, aunque “nuestra verdad” sea la auténtica verdad, según
nuestros propios criterios, esa verdad puede no ser aceptada (ni mínimamente)
por quienes tienen otros criterios para seguir sus vidas.
¿Justo y razonable? Es
la cuestión…