SER O NO
SER
Cada
persona está llamada a ser quien es: todas y todos hemos de ser y manifestarnos
tal como somos. Y digo esto porque creo que existe el riesgo (cosa que
seguramente se ha dado más en generaciones anteriores que en esta) de querer
“aparentar” lo que no se era (“dárselas de…).
A nadie ayuda dar una imagen irreal; quizás por pretender agradar a
otros.
Por
eso, escuchando lo que asevera el refranero, “no sólo hay que serlo, sino
parecerlo”.
La cuestión tiene su importancia, pienso, a la hora de vivir en sociedad. Porque si nada está claro, si es o no es…, ¡todo es confusión! Y así, nos vamos acercando al caos.
Para
vivir en sociedad (objetivo común entre la gente civilizada) hacen falta unas
“reglas del juego”. Porque sin unas “normas básicas”, sin unas “pautas de
entendimiento”, ¿cómo lograr una sana convivencia, una armonía básica en las
relaciones humanas?
Recuerdo
el chiste (algo burdo) de aquel que al encontrarse en la calle frente a una
chica “arreglada como muñeca de escaparate” le preguntó: “¿por un casual es
usted puta?”
La
mujer no lo era, pero sí que lo parecía. E igual puede suceder hoy con una
abundante “fauna callejera” que no se sabe si es hombre, mujer, lo otro, o si
va con un disfraz de Aladino (pero sin lámpara) porque va a una “despedida de
soltera”, por decir algo.
Yo,
la verdad, me gusta que el queso sepa a queso y el pan a pan; pero también que,
al verlos, pueda apreciar (a primera vista) que lo uno es queso y lo otro pan.
Y lo mismo con la apariencia de todo lo que es, y ha de ser lo que es.
Está
de moda eso de “ir a la contra de todo” (¿todo lo que en décadas anteriores era
válido ahora no vale?) yo no creo sea buena idea, en ningún sentido…; aunque (y
perdón por volver a hacer referencia al refranero) acaso haya “pescadores” que
saquen ganancias en tanto río revuelto.