Y SALUDO AL OTOÑO
Casi sin darnos cuenta… los cielos se visten con nubes grises, los árboles se desnudan de hojas amarillas, las jornadas se llenan de nuevas tareas que arrostrar.
¡Nos toca decir “adiós” al
verano!
Empiezan a salir los paraguas; ya llueve y volverá a llover; caen todas las hojas que el sol abrazó hasta cambiarlas de color…
Luego el viento juega con ellas y las arrastra produciendo alfombras de hojarasca por calles y parques.
Al ritmo de las golondrinas viajeras, la gente decide ir pasando más horas dentro de las casas y se recuperan los mejores espacios de tertulia alrededor de una mesa de hogar o de cafetería;
mientras el viento llora y canta…, como un niño con hambre, como una niña a la
que se le rompió su muñeca, como una mujer sufrida, como el obrero que sufre el
paro demasiado tiempo, como un anciano mal atendido; mientras se preparan las
tormentas para romper los silencios de las noches que, poco a poco, irán siendo
más frías.