sábado, 12 de febrero de 2011

LA VENTA ES YA ¿MÁS DIRECTA?

 

EL  FUTURO  ESTA  YA  AQUI


Es hora de apostar por lo por-venir. Habrá que ser “conservador”  respecto a las cosas buenas de la vida (esas que nunca pierden sabor), como la alegría de compartir, en amistad, sin prisas, unas anécdotas simpáticas junto a una copa de vino de Jerez o una bebida caliente... Pero no tenemos, en absoluto, que quedarnos apalancados en cosas o costumbres que han dejado de tener sentido. 

Las ciudades no van a desaparecer, pero también serán de otra manera: la organización social será más sociedad interrelacional o “informacional” que geográfica. Cada vez hay más personas que trabajan desde casa (y quizá la vivienda está ubicada en la montaña o una aldea perdida) para una gran empresa multinacional; sin tener que aparecer por la oficina con impecable traje o vestido, ni tacones, ni corbata... Trabajaremos, pero será de otro modo; acaso sin horarios fijos.  Viviremos relacionándonos, pero los modos de convivencia, cambiarán.

Y, si algo está cambiando ya (y lo hace a pasos agigantados) es el modo de comprar o vender.  Muchos pequeños comerciantes se ven obligados a cerrar sus tiendas; los grandes almacenes disminuyen sus ventas “in situ”,  para pasar a abrir escaparates en cada hogar o cada mesa de oficina, a través de un monitor o una pantalla de televisión.

Porque... ¿para qué voy a ir a una Agencia de Viajes a comprar mi pasaje a París, si puedo conseguirlo mucho más barato (low cost), ¿para que ir a buscar lo que sea si puedo adquirir cuanto busco..., sin tener que salir de casa y a mejor precio?

Es evidente: con la venta directa, se recortan márgenes y costes, aumenta la competencia entre vendedores detrás de un mostrador y las ofertas telemáticas... y el sueño de los futurólogos se va haciendo realidad. Quizá si vaya a ser verdad que dentro de 10 años sólo queden el 20 por ciento de los comercios tradicionales; y en 20 años, los que haya serán reliquias.


Sí, la Venta Directa se impone. Nos ofrece las mejores prestaciones, reduciendo costes y ampliando el horario de “atención al público”. ¿Qué sentido va a tener eso de coger el carrito de la compra y sacar el coche, recorrer un montón de pasillos, hacer cola arriesgándonos a tener que discutir con algún listillo que quiere colarse, para acabar pagando más que si hemos hecho nuestra compra desde casa y teniendo la garantía total de que no se nos va a romper ninguna botella de cerveza en el traslado? De verdad que no. Eso había que hacerlo, años atrás, cuando no había las posibilidades que ahora tenemos o habíamos calculado (supuestamente) que íbamos a ahorrarnos algo de dinero.

Pero es que, ya, estamos en el siglo veintiuno. Ese del que nos sorprendían tantas cosas que aparecían en las películas “del futuro” que veíamos años atrás, en el siglo XX.

Ahora, la pregunta personal: ¿estamos con la mente abierta al cambio, preparándonos para el vivir al estilo siglo veintiuno?

                                                        José-María Fedriani

2 comentarios:

  1. Si estamos prepados o no, eso no importara, pero si digo que las personas se cambian por maquinas, y la comunicacion desaparece. BESOS

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