Aunque había escuchado algo, pero no me había preocupado ni ocupado en conocer sobre el multinivel.
Quizás tendría que decir que mi primer contacto con la “venta en red” o “directa” fue con el Círculo de Lectores. Yo entonces estudiaba y aspiraba a tener más libros de los que mi economía me permitía. Alguien me ofreció “asociarme” al Círculo, invitándome a que yo lo recomendara a otras personas. Y la cosa me fue tan bien que, durante muchos meses estuve “ganándome” muchos libros, como regalo por ello. Durante años estuve consiguiendo gratis más libros de lo que pagaba.
Pero seguramente debería dejar pasar los años, hasta que más delante, tuve mi verdadera primera “experiencia” de MLM. Quizá fue un golpe de suerte, o acaso fue providencial, como me dijo aquel distribuidor de la mayor Compañía de productos de Aloe Vera del mundo, que conocí en unas vacaciones, y me introdujo en este mundo increíble de la venta en red.
Sí, lo comentaré un poco más despacio:
A lo largo de nuestras vidas, hay "circunstancias" que nos influyen especialmente: nos llegan a través de otras personas, o también pueden ser cosas, que nos "encontramos" y ya las hacemos parte de nuestra historia.
Bien, pues una de las "esas cosas" que yo me he encontrando en la vida y que me han aportado mucho es el áloe. A mí “ese regalo” de la vida... me llegó cuando menos lo esperaba.
Descubrí que el aloe vera resulta ser un magnífico bálsamo para las quemaduras, que es cicatrizante y antiséptico, que es anti-infamatorio y analgésico para el dolor, etc. También pude comprobar que bebiéndolo regulaba mi tracto intestinal y resolvía mi fastidioso estreñimiento, me iba sanando, desde dentro... y me aportaba mucho bienestar al organismo, pues limpiando mi organismo de toxinas, favorecía el buen funcionamiento del hígado, los riñones, el colon, el bazo, los intestinos, etc. Y, además, al tomarlo comprobaba que me daba más energía, que me revitalizaba. Posteriormente descubrí que, siendo un regenerador celular, me fortalecía el sistema inmunológico, y me sentía mejor en muchos aspectos, incluido el tema de las molestas alergias primaverales.
Igual que me había sucedido con el áloe, me sucedió con el muntinivel:
Yo no pretendía hacer negocio, sólo disfrutar de las bondades de los productos. Pero, como quien dice sin querer, fui dando a conocer los muchos bienes físicos del áloe, tanto para su uso tópico como bebido...
Aquello era un tesoro que yo no quería tener escondido: invité a otras personas, recomendándoles que lo probaran; viendo que a todo el mundo le iba resultando algo realmente positivo; con lo cual me ibas confirmando lo que yo les decía: que al beberlo, les cambiaba la vida a mejor; que al aplicarlo a la piel, les daba unos resultados asombrosos en miles de problemas, como cortes, quemaduras, irritaciones de la piel, rozaduras, granos, eczemas, psoriasis, acné, úlceras, infecciones de la boca, hemorroides, picaduras de insectos, eritemas solares, etcétera, etcétera.
Cada vez más, me apasionaba el tema. Y aunque, inicialmente, yo sólo pensaba en consumir, pero a los pocos meses ya mis pedidos eran bastante grandes, pues tenía a un buen grupo de personas que me solicitaban productos; entonces mi patrocinador se ofreció a apoyarme y me dio algunas orientaciones bastante valiosas, dándome unas claras informaciones sobre lo que es multinivel, el Márketing de atracción, el arte de fomentar la duplicación, generadora de ingresos residuales...
En realidad se trataba de seguir haciendo lo que ya hacía: dar a conocer los productos y animar a otras personas a consumirlos. Primero el áloe y luego de otros tantos productos de la Compañía: el propoleo, la miel, la jalea, etc. Pero ya siendo más consciente de que, haciéndolo, yo me beneficiaba de unas comisiones que, primero, ya me llevaban a abaratar mis compras y luego me hacían ganar unos extras. Así, en no mucho tiempo, llegué a tener a bastantes personas asociadas en mi red.
¡Aquello funcionaba! Era divertido y generaba ingresos extras. Los productos eran excelentes y ¡se vendían solos! Y, luego, cuando a quienes los habían consumido les invitaba a asociarse para que les saliera más barato (todo eran ventajas para esas personas que ya conocían los productos y que se decidían asociarse a la compañía madre, como independientes y, por ello, recibir una compensación basada en la venta de productos de los demás miembros asociados por ella), la respuesta casi siempre era afirmativa.
Llegó un momento que la Compañía me escogió para formar un equipo en su Escuela de Formación en mi ciudad. Acepté el reto y me vi animado a formarme mejor: leí, estudié, indagué... Y hablé y hable. Ya me decían “José María el del aloe”...
Eso, sí: ahora, al profundizar en el conocimiento de la Compañía conocía cosas muy interesantes; entendí perfectamente la diferencia entre “multinivel” y “pirámide” (inversión mínima sin riesgo y unos productos tangibles vendibles, además de la posibilidad de patrocinar a otras personas y así lograr unos ingresos residuales; frente a inversiones elevadas con mucho riesgo y los ingresos siempre eran derivados de conseguir asociar a más personas). Por eso a mi me gustó representarla más como un árboles que deja crecer sus ramas que como un triángulo que se ancha desde arriba para abajo.
Pero también me daba cuenta de que había un fallo grave en el márketing..., pues llevaba a unos muy pocos a ganar mucho dinero, pero la mayoría tenía muy difícil acceso a superar sus ingresos... Era como una escalera en la que, para subir cada peldaño, había que superar unas pruebas demasiado difíciles.
De todos modos, aquello me resultaba gratificante y yo me dije: ¿por qué no intentarlo?
Me llegó un momento en el que pensé dejar otras actividades que ocupaban mi tiempo, para centrarme más en el tema de la promoción y venta del áloe y otros productos naturales para la salud, siempre a partir de esta gran empresa de la que ya me sentía parte.
En estas estaba, cuando conocí a otra empresa que nacía, esta vez española, centrada sobre todo en salud, con productos incluso mejores que los de la compañía americana. ¿Cómo no probar?
Quien antes me había apoyado, me animó a dar el salto. Y me lancé. En verdad las perspectivas eran muy alentadoras: inmejorable el catálogo de productos, el sistema de compensación binario que tenía era verdaderamente interesante, pues se podía escoger la posición deseada, sin tener que escalar y escalar peldaños; ofreciendo la oportunidad de generar ganancias de una manera más equitativa que el sistema que yo conocía de otras empresas. Y yo lo comprobé que era verdad, pues en unos pocos meses ya estaba generando más ganancias que en la otra compañía, después de cinco años.
En esta nueva empresa, conocí a gente muy valiosa, hice buenos amigos, tuve la oportunidad de formarme participando en diversos cursos sobre productos y sobre MLM, y también logré ganar varios e interesantes viajes: Roma, Punta Cana en Dominicana y el Caribe Mexicano, las Islas griegas...
Pero cuando parecía que todo iba sobre ruedas, algo falló en la Compañía. Creo que la empresa cayó en cinco grandes errores que acabaron por arruinarla:
1º) Era una empresa familiar y toda la gestión estuvo en manos de ellos, sin que todos tuviesen necesariamente las cualidades adecuadas para hacerlo correctamente.
2º) La gestión. Los directivos creyeron que todo el campo es orégano (y no lo es). O dicho de otro modo: Se empeñaron en querer abarcar demasiado (y como dice el refrán “quien mucho abarca, poco aprieta).
3º) Y cuando no pudieron “responder” adecuadamente a las expectativas que habían ido despertando, confundieron, falsearon la realidad, mintieron a mucha gente.
4º) Paralelamente, “captaron” muchos distribuidores sacándolos de otras empresas. Era una manera rápida de tener vendedoras y vendedores expertos, pero también venían con sus “vicios” aprendidos.
5º) Los incentivos no estaban siempre bien puestos, ni iban acordes con el plan de márketin de la empresa que ofrecía “triunfar ayudando al grupo”; generando, en la práctica, una cierta “competitividad” negativa entre los propios distribuidores.
Y lo que a mi me sucedía, le pasaba a tantas personas: las dudas y desconfianzas empezaron a minar muchos ánimos. Aquello no era lo que se nos había dicho, los productos faltaban, las comisiones del grupo no llegaban, los objetivos incentivados eran inalcanzables, las quejas de unos y otros se multiplicaban, la empresa no respondía...
Mi última experiencia está en una nueva empresa de multinivel, también europea, concretamente italiana, que ha nacido (en parte, al menos) desde los rescoldos de la otra empresa: con sus mismos productos, a los que añade otros aún tan estupendos, y modelo de márketing binario, si bien incluyendo algunas modificaciones que lo mejoraban, pienso que es una empresa que pocas la pueden superar.
He entrado, junto a mi hija, aunque ahora, más incentivado por seguir teniendo esos magníficos productos, que tanto aportaban a mi bienestar y al de mi familia, que otra cosa.
Quizás ha llegado a mí en un momento en que tanto yo como mi “red natural” estámos ya cansados y bastante desanimados del MLM, “sabiendo“ que no todo es como parece... Y dudando de su verdadero interés para mí, pues he de reconocer que, anteriormente, seguramente fui más teórico que práctico y que, posiblemente, mi perfil no es el más adecuado para la mercadotecnia.
Si es verdad que yo he tenido (y sigo teniendo) la ventaja de ser un verdadero convencido de las bondades de los productos; que no he vendido como un papagallo, sino como persona que he vivenciado las maravilas de los productos naturales para la salud que ¡tanto me han dado! Es algo que siempre lo he dicho, lo “he vendido” aún sin buscar ganancias (pues, dicho sea de paso, no ha sido la venta mi trabajo profesional, sino que más bien fue un hobby).
Creo que debo añadir que, efectivamente, no es una buena forma de estar en un “negocio”; pues si estamos queriendo obtener beneficios de un trabajo (y la venta lo es, y muy digno) no podemos ir de “regalones”. Pero sí, yo venía del mundo de las “oenegés”, donde todo lo damos gratis y nuestra satisfacción está en ayudar a la gente más que en sacar provecho de los otros... Así que mis “clientes” se fiaban de mí, sabían que yo no pretendía “engañarles”; pero también, mayoritariamente, eran personas que difícilmente podía convencer para “hacer negocio” vendiendo algo con un margen de ganancia...
Estoy convencido, cada vez más, de que la venta directa es un modelo de negocio magnífico. Es un modelo de distribución que tiene mucha actualidad, pues cada vez la gente está más cerrada al bombardeo de publicidad y se fía más en la recomendación boca a boca por parte de otras personas que ya conocen. Además, el mercadeo por MLM ofrece una oportunidad de negocio a cualquier pesona que lo desee, con una baja inversión y una dedicación a tiempo parcial.
Pero, en fín, aún sabiendo que esto tiene mucho futuro, que es un trabajo que siempre aporta muchas satisfacciones personales..., pues yo, actualmente, no me encuentro con el ánimo de pelear mucho en la calle, y mi hija aún no termina sus estudios. Sí me motiva escribir y (¿por qué no?) compartir mis conocimientos y experiencias con otras personas que se estén iniciando en la venta en red, que quieran prosperar en su vida.
Así es que ¡aquí estoy! escribiendo un libro...
¡para quienes quieran disfrutar
del negocio de compartir!