domingo, 3 de febrero de 2013

DÍAS DE CARNAVAL EN LA VIDA


¿Qué es el Carnaval? ¿Qué sentido tiene?

CARNAVAL es una celebración pública que tiene lugar inmediatamente antes de la cuaresma cristiana, con fecha variable y que combina algunos elementos como disfraces, desfiles, y fiestas en la calle.



A pesar de las grandes diferencias que su celebración presentan el mundo, su característica común es la de ser un período de permisividad y cierto descontrol.


Si leemos un poco de historia, nos informamos de que el origen de esta “celebración” parece que está en ancestrales fiestas paganas, que se realizaban en honor a Baco, dios del vino, las saturnales y las lupercales romanas, incluso las que se realizaban ya en Egipto en honor del dios-buey Apis. 



Para algunos historiadores, los orígenes del carnaval pueden remontarse a las antiguas Sumeria y Egipto, hace más de 5.000 años, con celebraciones muy parecidas a las de Roma, desde donde se expandió la costumbre por Europa, siendo llevado luego a América por los navegantes españoles y portugueses, a mediados del siglo XV .



El carnaval, ha sobrevivido los siglos y representa lo más genuino de una fiesta popular: resume todos los elementos de espíritu lúdicro y festivo de las celebraciones populares más antiguas.


En realidad es un símbolo de fiesta popular y pública. Un espacio abierto a la risa y la alegría, lo grotesco y lo obsceno, la danza, los alimentos, los vestidos, todo separado de un fin práctico; la fiesta brinda los medios para entrar a un universo “diferente” que transgrede todos los límites.



Además la fiesta, el Carnaval, relativiza el poder existente y la verdad oficial, situados fuera de la estructura dominante; sin atender a sus normas, antes bien, las altera e invierte; recorre el camino del exceso y lo irracional. En este espacio de fiesta todo lo elevado es traspuesto, parodiado en su dimensión corporal  (comer, beber, gozar de lo sexual).



Durante el carnaval se suprimen todas las barreras jerárquicas: el rico y el pobre se unen en la fiesta, la diferencia entre unos y otros desaparece, se mantiene un clima de familiaridad absoluta en el disfrute de la celebración; hombres y mujeres que, durante el año, se guardan cuidadosamente de dar cualquier paso en falso, dejan a un lado sus escrúpulos y se suman al divertimento.

La fiesta popular alude, necesariamente, a ese paraíso en el que todo está permitido,  el hombre es dueño de su absoluta libertad y las barreras jerárquicas no sólo están suprimidas, sino invertidas. Es la hora de la violación solemne de toda "norma"... porque, en Carnaval, "está prohibido prohibir".


Son unos días en que el contacto físico de los cuerpos está dotado de mucho sentido: cada ser individual se siente parte indisoluble de la colectividad, elemento vivo del gran cuerpo popular. En la fiesta del Carnaval, el cuerpo individual deja, de alguna manera, de ser él mismo: se puede cambiar mutuamente de cuerpo, renovarse (a través de disfraces y máscaras).

La fiesta del Carnaval es una ocasión única en la que, todo el pueblo que participa en él, experimenta su unicidad; pues representa el drama de la inmortalidad e indestructibilidad del pueblo (relativizando al poder existente y a la verdad dominante).



"El humor, el baile, los disfraces, la crítica canturreada ponen en la calle, y al alcance de quien lo quiera, el lenguaje procaz, ironizando sobre los tabúes sociales, desacralizando y banalizando todo “lo establecido”; es pasar al límite entre lo permitido y lo prohibido, la censura y el exceso.


La celebración del carnaval más grande y famoso del mundo es la de Río de Janeiro, pero muchos otros países tienen importantes celebraciones, como la que se celebra en Italia, en el Carnaval de Venecia. Es España sobresalen las de Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas de Gran Canarias y Cádiz, entre otras.



Hoy, yo quiero plantearos, quizá filosofando un poco, que esta es también una ocasión para VER LA VIDA de otra manera.



     MIRAR LA  VIDA

      CON OTROS OJOS


Los seres humanos, todos, con un cuerpo físico, por nuestra propia naturaleza,  estamos habilitados para comunicarnos, para inter-relacionarnos, para amarnos, para crecer y multiplicarnos, para vivir disfrutando de nuestra humana realidad...

No hay nada malo en gozar de la vida; más bien es nuestra obligación. La vida humana está dotada para eso.  Si queremos ser justos con quienes nos dieron la vida, hemos de gozarla alegremente, no pasar toda nuestra existencia constreñidamente, como no queriendo vivirla a cabalidad y plenamente...


Si somos personas honestas y solidarias en nuestras relaciones, seremos generosos, no egoístas; buscaremos el bien de la otra u otras personas con quienes nos relacionamos.

Trataremos de no pasarnos la vida sufriendo, sino haciendo todo lo posible para disfrutar de ella, con todas las sanas y naturales posibilidades que tengamos al alcance de la mano... ¡que no son pocas!


Nuestros cuerpos están sexuados. Y no sólo están constituidos para la procreación. También están “dotados” de muchas posibilidades para la comunicación y la complacencia.



Yo hasta pienso que no es justo creer que, quien nos dio la vida, lo hizo sólo para “trabajar con el sudor de la frente” y me niego a pensar que venimos a esta tierra exclusivamente a “sufrir en este valle de lágrimas”…



El regalo de la Vida nos llega:

-        Con ganas y deseos de ser felices (a lo que no debemos renunciar).

-        Con un cuerpo (al que no debemos renunciar).
o  Un cuerpo sexuado: abierto a la expresión y la comunicación.
o  Un cuerpo “capacitado” para “simpatizar” con otros seres humanos frente a quienes son sentimos “atraídos”...
o  Así el sexo es la puerta, la mutua “invitación-provocación-llamada” a que busquemos, mutuamente, el “encuentro”...

-  Con artificios para el disfrute (renunciar es aberrante).
o  Si vamos con los ojos abiertos (que para eso los tenemos), la belleza de los paisajes, de las flores, de los cuerpos bellos... será algo que nos guste, que nos apetecerá...
o  ¿Qué efecto nos produce ver tanta belleza?, ¿acaso rechazo?, ¿o más bien deseo de acercarnos y disfrutar-gozar con sus encantos?

-     La Naturaleza es sabia, y no es un mercader “tramposo”.

-           Si a los hombres y mujeres nos ha hecho “tal como nos ha hecho” es porque así hemos de ser: “de esta manera”, sexuados, atractivos y “apetecibles” los unos hacia los otros...



Así, el CARNAVAL es una llamada de atención. Es una ocasión para recordarnos que la vida pasa… ¡y que si la dejamos escapar, la perdemos!

Si realmente nos parásemos a pensar que la vida el sólo un “momento que pasa” y ya no lo vamos a poder recuperar jamás… ¡haríamos de cada hoy una fiesta de carnaval!


Cuando en siglos pasados, “los fieles cristianos” se planteaban (profundamente), al llegar la “cuaresma”, el sentido de lo que somos: carne mortal, hacían la fiesta de la vida, del gozo del cuerpo; de esa realidad que somos “carne y huesos”, además de espíritu.



Hoy en día, ni se piensa tanto (tenemos tantas “distracciones” que nos llegan por todas partes) ni en la muerte, ni se tiene tanto miedo al “más allá”… (muchas veces porque se obvia, otras porque se prefiere no creer más que en lo que se toca o contabiliza).

Pero, me parece que no estaría de más pensar, siquiera de vez en cuando, que (lo queramos o no) esta realidad nuestra tiene “fecha de caducidad” y eso es algo inapelable: hoy estamos vivas o vivos pero ¿y mañana?, ¿qué garantía tenemos de que vamos a amanecer tan vivos como ayer?



Y si lo que tenemos es sólo el HOY, este AHORA, ¿por qué no hacer la fiesta de SER lo que somos, ¡Cuánto somos!, y ponernos a disfrutar de todo lo disfrutable que nuestra naturaleza (humana) nos posibilita para darnos el gusto de VIVIR?



Pero, además, dicen ahora los científicos que mirar los cuerpos de otra gente desarrolla la inteligencia… A lo mejor, en esto también “la Naturaleza es sabia” y es una tontería taparnos los ojos para no ver todo el encanto que tenemos delante…

Ya decía el viejo refrán que “lo que se van a comer los gusanos…, que lo vean antes los cristianos”.




Así es que, démonos ¡el gusto de vivir!


Miremos, toquemos, olamos, escuchemos, saboreemos…: nuestros ojos son para ver (sabiendo, también, que los ojos de las otras personas son  para vernos); que tenemos manos para tocar… y también para aplaudir; que nuestros cuerpos tienen piel que siente y brazos para abrazar; que tenemos narices para oler, para percibir la cercanía de otras personas; que tenemos bocas para hablar, para comer y también para besar; que nuestros oídos (que son dos) nos posibilitan muy bien para escuchar y percibir gratos sonidos…




¡ES CARNAVAL!





2 comentarios:

  1. Miremos, toquemos, olamos, escuchemos, saboreemos...
    Y olvidemos todo aquello que nos hicieron creer sobre los "actos impuros"
    SIIIIIIIIIIIIIII

    Ayyyyy, no ha que llorar, que la vida es un carnaval,
    es mas bello vivir cantando.
    Oh, oh, oh
    Ayyyyy, no hay que llorar,
    que la vida es un carnaval
    y las penas se van cantando.

    ResponderEliminar
  2. ¿Y por qué no cambiar el llanto por alegría?. El presente se hace mirando al frente, no recordando lo que pasó ni con los ojos puestos en todo lo que debí quedar atrás. El sufrimiento aparece cuando no sabemos comprender lo que nos sucede y sucede a quienes nos rodean. Si miramos bien, ¡siempre hay motivos para saborear la vida!

    ResponderEliminar