jueves, 1 de agosto de 2013

PARA LEER JUNTO AL MAR

MARGARITA  Y  SUS CABALLOS

 Margarita vivía, desde niña, con sus padres justo junto a mar. Sí, vivía todo el año en contacto permanente con la arena y el agua azul, con la brisa marina y rumor de las olas...; pues sus padres tenían un restaurante y un hostal en la playa.

Los padres, Juan y Gloria,  habían tenido, durante su juventud, una vida muy movida, de muchos viajes y mucha actividad; pero llegó un momento en que, después de un problema grave de salud de ella, decidieron cambiar de estilo de vida. Liquidaron sus negocios y compraron esta finquita en la costa: aunque tenía algo de arbolado, no era finca de cultivo; el dueño anterior se había dedicado a la cría caballar.


Al comprar el terreno no sabían exactamente a qué se iban a dedicar, pero lo que sí estaba claro era que a Gloria le encantaba el mar y a Juan leer y escribir... Pero como los días son largos y hay algo en que dedicar las horas, además de que el caserón era tremendo, pensaron lo de poner algo de restauración y dedicar algunas habitaciones para acogida de huéspedes..., con lo cual resolver la tercera necesidad vital de Juan: la de relacionarse con la gente, la de hablar...



En la época de más turismo, Margarita siempre ayudó o como camarera o en el arreglo de las habitaciones; pero como era muy inteligente, sus padres lo querían y las circunstancias se lo permitían, ella estudió Filosofía, mientras iba a clases de Danza, cada semana, y por aprovechar las horas libres que pasaba en la ciudad, también realizó un curso de Masaje;  luego hizo Arte Dramático.


A montar a caballo, Margarita había aprendido a montar sola; bueno con las orientaciones de su madre que ella si que aprendió en una Escuela de Equitación cuando era jovencita. Por cierto que, durante años la llamaron Lady Godiva, por lo reivindicativa que era y por lo partidaria y defensiva que era del nudismo, de disfrutar integralmente del aire, del sol, de todo lo que la madre Naturaleza nos regala...


Inicialmente, los padres de Margarita vendieron bastantes de los caballos que había en la finca, pero con los años, habían ido naciendo nuevos potrillos que mantuvieron. De entre todos, hubo una yegua blanca que fue la que cautivó a Margarita y se la quedó para ella...

Así es que, llena de satisfacciones y viviendo rodeada de un entorno de lo más natural, vivía Margarita con sus padres. Cada mañana, madre e hija, se iban a la playa a hacer gimnasia aeróbica. Luego, muchas veces, las dos montaban a caballo, paseando por la orilla del mar...; aunque, poco a poco, la madre, tuvo que ir reduciendo el tiempo de sus trotadas.



Margarita,  como era muy activa, y además le apetecía montar más tiempo de lo que lo hacía con su madre, empezó a organizar paseos a caballo por la playa con los turistas y también daba algunos masajes a los clientes que se lo solicitaban.  Y como lo hacía muy bien, sus masajes se hicieron famosos y había gente que iba allá buscando “esos masajes maravillosos que da la chica de los caballos”. Esto la mantenía entretenida y gozaba de un muy buen estado físico y psíquico.

Un día, Margarita se despertó pensando que le gustaría hacer algo diferente.


Se había dormido con los ojos cargados de estrellas, ya que la noche anterior había estado mirando al cielo con su madre. Había sido una noche clara de noviembre, de esas que lucen las estrellas a millones... Y había conversado con su madre: ella le había ido contando las tantas ilusiones de su vida, de cómo unas se habían hecho realidad, de cómo otras nunca fueron posibles, por las circunstancias, por los miedos, por su enfermedad...

Ahora, esta mañana, Margarita tenía ganas de correr, de gritar, de trotar y galopar hasta perderse en la distancia...



Y así lo hizo. Dejó una nota diciéndole a su madre que se adelantaba en su paseo por la playa, se puso su mono blanco y cogió su blanca yegua. Se dirigió, trotando despacio, hasta los acantilados. Ahí se paró, se sentó sobre una roca y estuvo observando cómo el sol, palmo a palmo, se elevaba y distanciaba del horizonte, mientras la yegua parecía que, en solidaridad, escuchara las olas del mar...


Luego, sin quitarse la ropa, se acercó al agua, se lanzó, gritó, se metió hacia dentro peleándose con las olas, nadó decidida hasta sentirse perdida entre las olas, viéndose parte del mar, o quizás sintiéndose un delfín...

Después de un largo rato que, en absoluto, podía ser consciente de cuanto tiempo había sido, salió del agua y, así, mojada, se montó en su yegua que le esperaba en la orilla.


Galopó y galopó. Con su ropa mojada pegada al cuerpo como la misma piel, sentía la brisa que le abrazaba... No pensaba, se sentía feliz, pletórica, llena de vida...  Pero, a su vez, pensaba en la charla con su madre la noche anterior: “Sí, tienes que tener claro lo que quieres en la vida para que cada uno de tus días te llenen de gozo, para que nunca te falten las ganas de vivir...”


Llegó hasta las ruinas, las bordeó, regresó el camino desandado... Pero antes de dirigirse a la casa, se echó en la arena... Volvía a pensar: “los tiempos han cambiado, pero hoy existe mucha gente, sobre todo mujeres que, aunque legalmente tengan voz y voto pero sus vidas son de sumisión o miedo y, aunque muchas veces trabajan más que los varones, pocas veces alcanzan una calidad de vida suficientemente digna..., de acuerdo al esfuerzo que realizan cada día para salir adelante...”


Así quedó dormida. Y soñó...

Soñó que hacía algo por mejorar la sociedad en que vivía... Se imaginaba que era Lady Godiva, que reivindicaba la justicia para la gente...

Y se preguntaba cómo... Y lo iba viendo claro:  Ahora impartía clases, estaba de profesora en una especie de Granja Escuela. Sus alumnas y alumnos eran madres solteras, mujeres maltratadas, con sus hijas e hijos... Ella, junto a su madre, regentaba el Centro...

Al despertar estaba como iluminada. Tenía muchas ideas claras...


Se dirigió a su casa, le contó a sus padres el sueño, que por el camino había ido madurando como un proyecto posible y realizable...

A los dos les gustó la idea...

Y, entonces, ella dijo:

-         ¿Y por qué no?
-         Pues no hay motivos para decirte que no...
-         Entonces... ¿nos lanzamos?
-         Venga, nos lanzamos.
-         ¿De verdad me ayudaríais?
-         Claro, la idea es perfecta (añadió Gloria).

Y como, en verdad lo tenían todo para poder hacer realidad este sueño; que, de alguna manera, la idea tenía mucho que ver con los sueños no realizados de su madre..., pues ¡la pusieron en marcha!.



Ello les dio muchas razones para ser felices cada día, mientras hacían el bien a muchas personas que merecían vivir de una manera mejor.

Estaban haciendo realidad un sueño.... El de ser felices haciendo felices a los demás.



                                                          José-María Fedriani 
                                                      (del libro "DESDE EL ALFÉIZAR")


10 comentarios:

  1. ¡ Qué bueno poder ser feliz haciendo felices a los demás! Ojalá hubiera más personas con esos sueños en este mundo .

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  2. Estimado José María, qué cierto es que los sueños que se anhelan y se persiguen con ahínco pueden hacerse realidad. Sólo hay que saber qué sueño queremos cumplir, porque la dispersión no ayuda. Feliz verano. Un abrazo.

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    1. Gracias por tu certero comentario, María José. Igualmente feliz verano.

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  3. Olá JOSE-MARIA,

    sou seu mais novo seguidor e agradeço estar me seguindo também.

    O que mais temos aqui no Rio de Janeiro-RJ, são ´praias e por esta razão seu texto foi lido e aplaudo você por tanta beleza contida neste texto, inclusive as fotos.

    Cuidem bem do NEYMAR é uma joia rara e dará a vocês muitas alegrias.

    Com certeza.

    Um abração carioca do Rio de Janeiro, Brasil!

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  4. La mejor moraleja: ser felices haciendo felices a los otros.
    Así, las penas se dividen y las alegrías sobran... ¡Muy lindo!

    ¡Saludos!

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  5. Muy bella entrada con un maravilloso contenido. Excelente blog! Saludos cordiales y felicitaciones de la Sociedad Argentina de Escritores fIlial Villa María - Córdoba

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  6. Querido José, estou muito feliz por você fazer parte do Perseverança.
    Parabéns por estas imagens tão belas e deliciosas que encantam o meu olhar.
    Seja sempre bem vindo com seus comentários e dicas para sempre melhorarmos nas postagens futuras.
    Super abraço desta paulista que já é sua fã.
    Nicinha

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  7. Lograda historia, espero leer más del autor por aquí.

    Saludos.

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  8. La felicidad se consigue dándola primero, y haciendo felices a otros. Una maravillosa historia que me ha encantado.
    Abrazos

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