lunes, 31 de diciembre de 2012

ANTE EL AÑO NUEVO...



LA TAREA DE SER FELICES

 

Según el insigne Gregorio Marañón “Vivir no es sólo existir, sino existir y crear, saber gozar y sufrir y no dormir sin soñar.”

Cogiendo este pensamiento como premisa, la vida no la tenemos para dejarla pasar…, sino para hacerla un motivo constante de lucha y gozo, de camino certero a la felicidad.

Pero ¿de qué se trata cuando decimos SER FELICES?

O dicho de otra manera ¿qué es lo que nos hace felices?, ¿qué necesitamos para sentirnos felices?, ¿dinero?, ¿trabajo?, ¿el bienestar familiar?

¿Dónde encontramos eso que nos lleva a estar satisfechos con tu vida que tenemos?


La psicología práctica se ha interesado mucho de lo que las personas experimentan y de entender el fenómeno de la felicidad.

 

Y… ¿qué factores parecen estar asociados con la felicidad?

Parece ser que aunque “el dinero no de la felicidad” pero el caso es que se ha encontrado muchos datos coherentes de que los ingresos están asociados al nivel de felicidad.

La investigación desarrollada en varios países ha llegado a la conclusión de que (por lo general)  las personas que tienen bien cubiertas las espaldas (o sea que son acaudaladas muestran niveles de felicidad más elevados que las personas que son pobres, dentro de cada país. Sin embargo, en cuanto los ingresos reales aumentan dentro de un país, las personas no necesariamente muestran niveles más elevados de felicidad.

Curiosamente, hay datos que demuestran que, en muchas ocasiones, el aumento de los ingresos reales en un país no lleva absolutamente ningún aumento de la felicidad de sus habitantes. Las encuestas indican que las personas más acaudaladas son, por término medio, más felices que personas más pobres, pero no hay aumento en la felicidad a lo largo de los años ni en los grupos de ingresos altos, medios ni bajos.

Con lo cual, y con estos datos en la mano, podría concluirse que la influencia de los ingresos es, en gran parte, relativa.

Así, la felicidad no es resultado del número absoluto de bienes y servicios que una persona puede permitirse. Las personas que son más ricas que otras, tienden a ser más felices pero, en cuanto al nivel de subidas en los ingresos en conjunto, la felicidad no necesariamente aumenta con ellos.

En alguna otra investigación, se descubre que una comunidad con ingresos menos equitativos era menos feliz que una comunidad con más ingresos equitativos. Ello nos sugiere que la distribución total de ingresos también puede influir en los niveles de felicidad.

O sea que, a veces sí, pero no siempre “el dinero sí da la felicidad”; aunque la necesidad y la carencia de lo básico... sí que puede llevar a la infelicidad.

Y también resulta que las personas en los países más ricos generalmente no muestran sentirse más satisfechas con sus vidas que aquellas otras en los países pobres.

Por ejemplo, Japón no es más feliz que India y se ha comprobado que los países de América Latina son en algunos sentidos más felices que algunos países europeos.

La investigación en países europeos ha probado que los daneses, suizos e irlandeses tienen muchas más posibilidades que los franceses, griegos, italianos y alemanes de mostrarse felices y satisfechos con la vida.

 

 

OTROS FACTORES IMPORTANTES:


Las personas felices tienden a tener una alta autoestima. Y, paralelamente, independientemente del nivel cultural, la edad o el sexo, cuando vivimos periodos de infelicidad, nos disminuye la autoestima.

Esto ilustra lo asociadas que están la autoestima y la felicidad, aunque no esté claro si una produce la otra o si hay un tercer factor que afecta a ambas.

También sabemos que las personas que son felices tienden a dormir mejor, a ejercitarse, a ser socialmente más extrovertidas y a tener una significativa fe religiosa. Pero, igualmente, no sabemos si estas variables las produce la felicidad o son ellas las que producen felicidad o si todas las variables están influenciadas por otros factores.
 
Otra cuestión, aún más en estos tiempos “de crisis”, es el empleo. Tener un trabajo digno y bien remunerado es realmente importante para que una persona se sienta feliz. Y las personas desempleadas constituyen un importante grupo de personas que tienden a sentirse bajas en su autoestima, algo deprimidas e infelices.

Estudios paralelos también han encontrado datos para concluir que las personas casadas muestran mayores niveles de felicidad (más aún en las mujeres). Esta investigación nos demuestra que un matrimonio satisfactorio (u otra relación de amor positivo) está asociada con mayores niveles de felicidad.


Los psicólogos también han investigado los factores que influyen en nuestros estados de humor temporales y en nuestra satisfacción de vida a largo plazo. Se puede concluir que los sucesos buenos, tales como recibir un aumento de sueldo o ir a una fiesta, pueden aumentar la felicidad por corto tiempo. Pero que los sucesos malos, tales como el desacuerdo o una enfermedad, pueden angustiarnos temporalmente.



Nuestros estados de humor se encuentran afectados por los sucesos del día, pero en un espacio corto de tiempo regresan normalmente a su estado normal, sea lo que sea normal para el individuo.

Hasta la tragedia o la buena fortuna no tienden a tener un efecto permanente en el humor de una persona: tragedias y triunfos no suelen alterar el nivel de felicidad de las personas. Por eso, las personas que se vuelven ciegas o paralíticas, después de un período de aceptación de su nueva realidad, tienden a volver a su nivel previo de auto-mostrada felicidad cotidiana. Y quienes, por ejemplo,  ganan la lotería, aunque inicialmente se sienten eufóricas, luego,  generalmente, su felicidad con respecto a la vida permanece inalterada.

Porque, en lo más profundo de nuestro ser, lo que de verdad nos importa, lo que da sentido a nuestros días es SABER LO QUE QUEREMOS y vivir buscándolo decididamente y avanzando en su consecución.

Saber cuál es nuestra misión en la vida, nos ayudará a centrarnos en lo que hacemos; ello nos hará subir nuestra estima y, a su vez, nos mantendrá en una postura activa y constructiva. Con lo cual, viviremos con tanto gozo como sea la nuestra alegría de vivir.


Concluyendo: ¿qué sabemos de la felicidad?

Podemos afirmar que determinados factores, tales como el nivel de ingresos, el amor o el ejercicio están asociados con niveles más elevados de felicidad, aunque no sepamos porqué. Conocemos, certeramente, que algunos factores que hemos considerado que son importantes no parecen influir en los niveles de felicidad, tales como la edad, el nivel de educación o la paternidad.

Así pues, la felicidad no está determinada solamente por las circunstancias de nuestras vidas sino también por cómo percibimos esas circunstancias.

Así es que… si queremos ser más felices, hemos de saber que,  si no nos es posible cambiar nuestras circunstancias, seguramente sí podemos cambiar nuestra percepción de las cosas.  Y, desde luego, saber porqué de nuestra existencia, la razón que da sentido a nuestra vida.

Es una tarea importante.


Sí, busquemos la felicidad: nuestra felicidad y la de las demás personas... empezando por las que tenemos más cerca... y soñando con llegar a invadir todo el planeta Tierra de FELICIDAD.

Si nos es posible, ¡ya!

Y si no,  a partir de mañana 

Alberto Cortés nos lo decía así:

A  partir de mañana empezaré a vivir
la mitad de mi vida;
a partir de mañana empezaré a morir
la mitad de mi muerte;
a partir de mañana empezaré a volver
de mi viaje de ida; 
a partir de mañana empezaré a medir
cada golpe de suerte.

A partir de mañana empezaré a vivir
una vida más sana,
es decir, que mañana empezaré a rodar
por mejores caminos;
tabaco mejor y también por qué no,
las mejores manzanas,
la mejor diversión y en la mesa mejor,
el mejor de los vinos.

Hasta el  día de hoy, sólo fui lo que soy,
“aprendiz de Quijote”,
he podido luchar y hasta a veces ganar,
sin perder el bigote.
Ahora debo pensar que no pueden dejar
de sonar las campanas, 
aunque tenga que hacer, más que hoy
y que ayer...
a partir de mañana.

Si a partir de mañana decidiera vivir
la mitad de mi muerte
o a partir de mañana decidiera morir
la mitad de mi vida,
a partir de mañana debería aceptar
que no soy el más fuerte,
que no tengo valor ni pudor de ocultar
mis más hondas heridas.

Si a partir de mañana decidiera vivir
una vida tranquila
y dejara de ser soñador, para ser
un sujeto más serio,
todo el mundo mañana me podría decir:
“se agotaron tus pilas,
te has quedado sin luz, ya no tienes valor,
sé acabó tu misterio”.

Cada golpe de suerte empezaré a medir
a partir de mañana,
De mi viaje de ida empezaré a vivir
a partir de mañana.
La mitad de mi muerte empezare a morir
a partir de mañana.
La mitad de mi vida empezaré a vivir...
a partir de mañana.



Pero ¡sin engañarnos. Porque, ciertamente, somos muy dados a pensar imposibles…

Hacemos propósitos, incluso “PROMESAS” para  el AÑO NUEVO que luego no llevamos a efecto:


La mayoría de la gente, al llegar el año nuevo (o lo que es lo mismo, al dejar atrás las celebraciones con copiosas comidas), se plantea corregir algunas cosas de las que ha estado haciendo habitualmente...

Pero es que a veces (tantas veces) se nos olvida que somos humanos. Y eso es estupendo, pero nos marca unos límites: no podemos hacerlo todo, ni tampoco podemos estar en varios sitios a la vez, ni vamos a vivir más de 120 años... ¡estamos limitados por el espacio y el tiempo!

Pero es que, además (aún contando con una naturaleza de “homo sapiens”), pues también estamos limitados por lo “moral”. Y esta “caducidad” es la primera con la que nos enfrentamos antes de llegar a febrero: no vamos a ser capaces de llevar a cabo todo aquello que nos estamos proponiendo y prometiendo hacer para el año nuevo...

¿Qué hacer entonces?

Pues... ni hay que rendirse de plano, ni tampoco pretender cosas imposibles. Lo primero ya está claro: si me rindo es que no creo en mi persona y tengo la autoestima tan baja que me la puedo pisar...
 
Me explico en lo segundo, que no es tan evidente: si quiero hacer lo que nunca he hecho, como pegarme dos horas diarias corriendo, para pasar luego a una de gimnasio; evitando a diario y todos los días tomar cerveza, evitar las tapas, reducir el pan, prohibirme la siesta y además tener buen humor en el trabajo... ¡pues muy posible que antes de acabar la cuesta de enero esté ya patinando sobre mi propia derrota!

Para conseguir, de verdad, que el paso al año nuevo me ayude a mejorar en algo, lo que tenemos que hacer tiene que estar dirigido por dos pautas:

Primera: tener claro qué es lo que queremos: marcarnos unos objetivos (no demasiados ni demasiado exagerados) muy claros y concretos.

Segunda: ponernos una fecha límite para alcanzar cada una de nuestras “metas”.

Y otra cosa que tampoco estaría mal (lo dicen los investigadores y psicólogos profesionales) el prometernos una “recompensa”  para cada una de las cosas que consigamos.

Todas estas cosas, pequeñas cosas quizá, harán que de verdad, dentro de 52 semanas, estemos mejor que ahora, y hasta hayamos mejorado en autoestima.

Y así, hagamos que el año nuevo nos sea próspero  en nuestros niveles de FELICIDAD.


Ojalá lo logremos.



                                                      José-María Fedriani



Sugerencia:
Repasar la historia de “Afú, el delfín soñador”


domingo, 30 de diciembre de 2012

EVIDENTEMENTE


     EFECTIVAMENTE

Efectivamente, amiga:
sí, la obra de la creación
es tan perfecta que a veces
nos consterna el pensarlo,
pero... que hasta los niños
pueden verlo y comprender
que Perfecto ha de ser
Quien quiso y pudo hacerlo.
Y a ti y a mí, nos quiso
así: tal como somos.

Como quiso que sean, como son,
las tantas cosas, maravillas,
que están siendo
observadas..., o acaso no,
por algún otro ser vivo.

Observando, contemplando,
tal vez que podamos
descubrir
los tantos pequeños milagros,
acaso escondidos, de la vida
que nace, crece y se transmite...

Efectivamente podemos
escuchar el canto de las aves...,
sentir el calor del sol...
Pero quizá no toda la vida
que está, ahí, tan cerca...
podamos ni notarla:
La gota del rocío,
entre los pétalos de la flor,
es un ejemplo. 

Y así...
Tanta otra mucha belleza
que pasa desapercibida
para muchos de nosotros,
los humanos.

Dime...:
¿Viste tú, tal vez,
las profundidades del mar
y los océanos?
¿Oíste tú, quizá,
el cantar de los pájaros en la selva?
¿Pudiste, siquiera, oler
el néctar del papango amazónico
o la dulzura del edelweiss
que crece en la cumbres de los Alpes?
¿Percibimos la fiereza
de la ola arrolladora que nos arrastra
hasta perdernos en la alta-mar?
¿Acaso hemos sentido,
alguna vez, en nuestra piel,
el calor de la llama al arder...
hasta consumirnos?

Lo que no podemos... nos es
inalcanzable.
Y, efectivamente,
¡cuántas sensaciones,
hipotéticamente posibles,
no sentimos!

Mas, aunque, cada día,
hay mil posibles lindas vivencias
que, sin quererlo, se nos escapan...,
como el puñado de fina arena
que, sin poder mantenerlo
entre las manos,
todos cogimos alguna vez,
¡todo es un regalo
a percibir
por los sentidos de nuestros cuerpos!,
¡todo es gratuito,
aún siendo tan valioso!

La creación de la Vida
es pura perfección. Es la armónica
belleza de los colores,
de las texturas, de los sonidos,
de las fragancias, de los sabores...
Cada brote o indicio de vida
tiene
un sentido.

Sí... mi amiga:
Cada vida, cada ser
lleno de vida,
tiene
al menos una misión.

Podemos estar seguros
de que somos parte
de esa Obra perfecta;
y felices hemos de estar
de haber sido invitados a la vida...
tal cual somos.

Ojalá que sepamos
llevar a nuestros días
el agradecido sentimiento
de tener la vida entera
para gozarla...

Dime: ¿lo guardaremos silenciado,
por temor a que, acaso,
pueda alguien no comprender
que estamos felices
de estar... a favor,
siempre ¡de parte de la Vida!?

Espero y confío en que sepamos
vivir nuestra existencia
con el sentido de ser
exactamente, quienes somos;
porque es así como tú,
como yo, seremos
fieles a la Vida.


                             JMF (ADN)




SOMOS...



PARA   LA COMUNICACIÓN


Para la comunicación
hemos sido creados:
sintiéndonos necesitados
de vivir en relación,
estando capacitados
para la afabilidad...
No es bueno estar solos
para andar nuestra existencia;
que no hay ningún camino
que sea mejor
andarlo entero a solas;
que hasta el silencio
es más silencio
si, queriéndolo, lo hacemos
con un alma gemela
a nuestro lado;
con alguien bien cercano
que lo entienda...

Para la comunicación
el Creador nos hizo...,
a todos nos hizo
seres diferentes
e, íntegramente, sexuados;
para que al necesitarnos
y gustarnos y querernos,
busquemos hacernos más cercanos
y aprehendamos la clave
de ser total
e íntegramente humanos.
El sexo no es invento
de un, cualquier, comerciante
sin ética ni escrúpulos,
para conseguir ganancias
de la mucha gente...
Que es cuestión, desde luego,
muy distinta y diferente;
que para el bien de todos
fue el sexo creado
por el Hacedor de la Vida:
para la comunicación...


                                José-María Fedriani
                                       (Del libro de poemas ADN)


martes, 25 de diciembre de 2012

CELEBRAR...

¿Por qué nos entristece    la Navidad?



Para muchas personas, las fechas son temibles. Y lo son por lo cargadas de recuerdos que llegan... y por la certeza de que llegan con las ausencias de quienes ya no acuden este año.



Así, la Navidades, que en su principio (y por razón de ser) debieran ser días de regocijo... (ya que lo que hacemos es celebrar que Dios se acuerda de nosotros, que nos quiere hijos suyos, que nos hace coherederos de la Felicidad eterna...) pues no siempre suelen vivirse con auténtico gozo.
   

Y es el fondo de estas fiestas de la Navidad. Sí, éstas son unas ocasiones únicas para celebrar (y hacerlo acompañados de nuestros seres más queridos) que estamos vivos y que Dios nos ama; desde su inicial Proyecto hasta el día de hoy, y hasta siempre.  Y también es bueno que sepamos recordar (y hacerlo con alegría) a esos seres queridos que ya no están con nosotros, pero de los que tuvimos la oportunidad de disfrutar en Navidades anteriores.

¿Acaso con demasiada añoranza? No, por favor; sino conservando el buen sabor de boca: si fueron algo importante en nuestras vidas, que lo sigan siendo... cada año, cada día. En estas fechas, recordémoslos con más cariño (se lo merecen) y también con más alegría (se lo merecen, nos lo merecemos).


Felices fiestas navideñas a todos.       

                                                       José-María Fedriani  



...

jueves, 20 de diciembre de 2012

¿CUENTO NAVIDEÑO?


EXPERIENCIAS  INCREÍBLES

Una mujer sin edad determinable a simple vista, quizá más joven que anciana, de lindas facciones pero con su bonita cara muy envejecida, seguramente por el sufrimiento,  pedía limosna en la calle.


Junto a ella pasaba el joven Antonio, feliz por recién haber terminado su licenciatura, aunque sin tener a nadie con quien celebrarlo; y además andaba con una cierta preocupación que le atormentaba, pues era consciente de que sus estudios no le iban a llevar a conseguir un buen empleo: había disfrutado haciendo la carrera con la que soñó desde niño, pero ahora veía que: o tenía que buscar un trabajo que nada tuviera que ver ni con la historia ni con el arte, o se tendría que plantear emigrar a otro país...

Ante la imagen de aquella mujer, no totalmente repulsiva pero muy poco atractiva,  vestida de harapos y descalza, Antonio  sacó de su bolsillo el monedero ye le dio todo lo que llevaba.

La mujer se le quedó mirando a los ojos y le dijo:

-       ¿Qué te pasa, muchacho?, ¿por qué estás triste si tienes toda la vida por delante?
-       Sí, señora, puede ser, pero es que... creo que pronto me veré aquí, a su lado, pidiendo también limosna...
-       Venga, hombre, si vas a poder conocer todos los países que quieras, vas a conocer las mejores obras de arte, harás amistades con mujeres increíblemente hermosas...
-       ¿Cómo?... ¿cómo sabe qué esos son mis sueños...?
-       Es evidente, se te nota en la cara...
-       No entiendo nada...
-       Lo he visto, al acercar tu mano para darme esa espléndida limosna, me he dado cuenta de algunas cosas.
-       ¿Si?, ¿y qué más?
-       También sé que te gustaría ser invisible, nadar por el aire, llegar a dónde nadie pudo llegar...
-       ¡Pues es verdad!
-       ¿Me crees ahora?
-       Bueno, sí, pero no sé...
-       Tú pide, di en voz alta lo que te gustaría conseguir ¡ahora mismo!

El joven le pidió hacerse invisible...

La mujer le dijo:

-       Lo podrás hacer por un tiempo, y además cuando estés en ese estado incorpóreo, podrás trasladarte a dónde quieras en décimas de minuto;  pero tienes que hacer lo que yo te voy a decir...
-       Soy todo oídos...
-       Primero que nada, no se lo digas a nadie. Entre otras cosas porque nadie te creerá, y hasta pueden impedírtelo...
-       Vale, no hay problema.
-       Luego, has de saber que para hacerte invisible, tienes que desprenderte de toda la ropa que llevas puesta: tienes que desnudarte totalmente. Cuando te pongas algo de ropa, recuperarás tu estado corpóreo ¿lo entiendes?
-       Bueno, pero... ¿tengo que desnudarme ya, aquí en medio de la calle?
-       Si quieres...; pero no te preocupes, hombre, puedes hacerlo luego en otro lugar. Desde ya puedes hacerlo, y esta característica o poder lo vas a tener para ciento cinco días; de modo que ¡aprovéchalo! que es una experiencia con la que puedes contar sólo por quince semanas. 
-       De acuerdo, me hace muy feliz sólo el imaginarme la posibilidad de que pueda ser verdad...
-       Será verdad si lo crees. Sólo así. Igual que es verdad esa nube amarilla (le dijo indicando con su mano al cielo).
-       Oh, ¡qué curioso!

Pero al volver la cara, la mendiga había desaparecido.


Antonio se quedó inmóvil, por un momento. Luego reaccionó. Y, feliz de pensar que aquello que le había dicho aquella señora podría ser verdad, se fue rápido a “experimentar” con su corporeidad..., mientras pensaba a dónde iría, qué monumentos y museos del extenso mundo iría a visitar, qué bromas gastaría, etc., etc.

Llegó al piso, se metió en su habitación, miró el reloj (el día, la hora) se lo quitó y lo guardó en la mesilla, luego se fue quitando toda la ropa... y, frente al espejo, observó como su imagen desaparecía ¡era invisible!. Así, sin ropa ni cuerpo visible... se lanzó... a vivir las más increíbles experiencias que nunca hubiese soñado.



Su primera meta fue París y el Museo del Louvre. Luego Luxemburgo, Florencia, Venecia, El Vaticano, Turín... y Menfis y El Cairo y las pirámides de Egipto, las ruinas del Machu Picchu,... Con todo aquel arte, qué tantas veces había visto en libros y películas y ahora lo tenía tan a la mano... ¡disfrutó como un enano!, aunque con la pena de que no tenía con quien compartir aquellas experiencias tan maravillosamente increíbles. 





Claro que no sólo recorrió los mejores museos y los más bellos lugares cargados de arte e historia; puesto a aprovechar sus increíbles posibilidades, también visitó grandes urbes como New York o Buenos Aires, entró a ver espectáculos que nunca se había podido disfrutar o, acaso, ni se había atrevido a planteárselo: teatro, salas de fiesta nocturnas, cabarets, cafés topless, etc. Se introdujo en importantes reuniones de empresarios, de políticos, de autoridades...



Entró en los camerinos de las artistas más bellas y famosas, se coló en los pisos que se le antojó y las vio de todas maneras, incluso en su más estricta intimidad (gastándoles la broma de pintarles, con el jabón de tocador, alguna cosa en sus espejos: una flor, un corazón o una frase romántica...)

También pasó algunas noches en un crucero, en altamar;  se bañó en las aguas de Hawai, en el Caribe, en las Islas Canarias...

Con todas este periplo de experiencias, Antonio se sentía tan satisfecho que ya estaba deseando volver a su vida normal. Ahora sabía y conocía  muchas más cosas; también estaba convencido de que, como le había dicho aquella mujer, hada o maga, que le había hecho aquel regalo tan magnífico, aún tenía toda su vida por delante... 




Pero pensando que las quince semanas se estaban acabando, y sabiendo que nunca más tendría las posibilidades que, por su estado incorpóreo,  estaba disfrutando..., decidió invertir sus últimos días en averiguar posibles trabajos y en enterarse de los gustos y aficiones de algunas chicas que a él le atraían especialmente. Así, estaba seguro, su porvenir sería un camino de rosas.

Lo que no tuvo previsto nuestro hombre fue... que el día 105, a las 11:30 de la mañana, estando precisamente paseando por un parque cercano a su casa, se dio cuanta que una chicas lo miraban y se reían...


Vaya, había recuperado su corporeidad ¡y estaba completamente desnudo!


De esa guisa, corrió a su casa, con la suerte de que no se encontró a nadie conocido. Cogió las llaves que, como era habitual, estaban debajo del felpudo, abrió la puerta y, en silencio, entró en su cuarto y se metió en la cama... Cerró los ojos y pensó: “este sueño ha acabado, ¡ahora me toca vivir!”.


Estaba feliz, seguro de que su futuro seguiría estando lleno de experiencias increíbles.



                                  (del libro "Desde el alféizar")