ANHELO
Quién pudiera ser
como el ave que vuela
y va hasta ti.
Quién pudiera ser
como los sueños tuyos
y ser para ti.
Quién pudiera ser
como deseas tú
y, así, ser mejor.
Quién pudiera ser
como el ave que canta
junto a tu balcón.
Quién pudiera ser
como el sol que nace
y te hace despertar.
Quién pudiera ser
como las estrellas
que tú gustas mirar.
Quién pudiera ser
como la luna blanca
que te hace suspirar.
Quién pudiera ser
como la brisa que ligera
pasa acariciándote.
Quién pudiera ser
como el agua fresca
que te llega a besar.
Quién pudiera ser
como un poema que nace
y vive junto a ti.
Quién pudiera ser
el hombre que viva
y muera para ti.
PENSARES
Piensas...
que yo pienso
que tú piensas...
que yo pienso
que tú vas a pensar...
que yo pienso
que tú estás pensando
“eso que yo pienso”.
Y por eso,
piensas que
para que yo no piense
que tú lo piensas,
es mejor
hacerme creer...
que tú no piensas
lo que piensas;
aunque yo esté pensando
que piensas...
lo que, en verdad,
piensas.
(en "El Hemisferio Olvidado")
La niña del cubito
Guardando arenas voy
de todas las playas
en las que,
por alguna causa,
alguna vez,
aunque sólo sea
un rato,
yo estoy.
Así, tengo
guardadas mil
ciento seis tarritos,
dónde fui poniendo,
con cariño
y con esmero,
rotulando ese sitio
en que
alguna vez
estuve,
las más
o menos
diferentes arenas...
de los más o menos
diferentes océanos
y mares
de donde las cogí...
Arenas... ¡tantas!
he llevado en mi cubito, cada vez...
Puedo decirte
que
las hay más finas,
más gruesas,
más claras,
más obscuras,
doradas, plateadas,
rojizas
o acarameladas...
Son arenas, todas
pero no son
todas la misma arena,
ni siquiera tienen
la misma antigüedad,
pues las hay
con mucha historia y también
con muy pocas horas de,
por las aguas, danzar.
Ciertamente, cada arena
viene con su historia,
desconocida casi siempre,
pero no por ello menos real:
unas salieron
de las más inmensas rocas
que, rotas en pedazos
más y más pequeños,
se deshicieron en el mar;
otras vivieron
con las olas
desde el otro extremo del planeta,
quizá fueron hijas
de un meteorito que calló al agua
hace miles de años...
De igual modo, están
ellas...
compuestas
de tan diferentes minerales
como tan diferentes fueron
sus procedencias...
Unas tienen hierro, otras grafito,
o con pirita o malaquita,
las hay con cobre o plata,
con mica y con topacio,
con mica y con turquesa,
también con oro o diamante...
Una importante cosa
aprendí yo de ellas:
Siendo tan múltiples y diferentes,
saben, siempre,
hacerse montoncillo,
conjunto o grupo, comunidad.
Sin contar con las otras
no son nada,
se pierden, se extravían,
dejan de ser lo que son.
Así como ellas, como las arenas,
he sabido que la vida
es saber estar juntos;
pues sólo junto a los demás,
llegaremos... a cada playa del mundo,
o acaso,
a lo profundo del mar.
Por eso, cuando las guardo,
cuando las cojo
de las playas a las que voy
yo estoy haciendo
un tesoro
para incluir
a mi baúl de recuerdos;
pero también,
lo sé,
voy consiguiendo entender
que la vida es entregarse
y convertirse en plural.
(en “El Hemisferio Olvidado”)
QUIERO TENERTE
Quiero tenerte más cerca.
Más de lo que tú nunca hayas pensado:
más que las manos que se aprietan,
más que unos labios que se besan,
más que dos cuerpos que se abrazan...
Más cerca deseo tenerte:
más que el trueno al relámpago,
más que el tallo a su flor,
más que la espuma a sus olas,
más que la brisa a tu rostro...
Tenerte más cerca... necesito:
tanto como las estrellas al alto cielo,
tanto como las semillas a su flor,
tanto como la luz al sol brillante,
tanto como los sentidos a la vida,
tanto como tú lo estás
de mis pensamientos...
Tan cerca
quisiera
tenerte...
que quisiera tenerte en mí:
siempre en mi vida;
tenerte...
aquí,
en mi adentro:
¡tan cerca!
(en “Rodrigo de Triana”)
OJOS PARA VER
Dame, Señor, unos ojos limpios.
Quiero ver lo que Tú ves, sentir
lo que Tú sientes cuando ves…
Ojos para ver la realidad.
Ojos para descubrir toda la belleza
que existe y está viva… ahí, delante de mí.
Ojos para ilusionarme. Ojos para esperar.
Ojos para sanar. Miradas
para perdonar y para brindar amistad.
Te pido unos ojos que sepan llorar
cuando hay que llorar;
que sepan emocionarse siempre
que la ocasión lo merezca;
que sean capaces de enternecerse
ante las muestras palpables de lo sencillo y tierno.
Ojos para que, además de ver,
sepan soñar con la Verdad total.
Ojos que no se me distraigan
a la hora de vislumbrar cuando
los campos “ya están amarillos para la siega”…
Padre: más que ver, quiero ser visto…
en primer lugar por Ti.
Necesito sentir que Tú te has fijado en mí.
Padre, Tú lo sabes, ver y también
ser visto: Que lo que viven y hacen
todos los hombres y mujeres del mundo,
no me pase desapercibido.
Y, también, que mi opción de vivir
como Tú quieres, amando,
sirviendo, compartiendo…, sea vista
por quienes buscan
una orientación para sus vidas.
Quiero ser testigo de ese modo de vivir
al que Tú nos invitas;
para, así, hacer de esta Tierra
un Camino de Amor eternizante.
Te lo digo porque hay a quienes
les gustará saber, Señor, que tu Luz
es la luz que va conmigo:
que la historia de mi vida es:
estar contigo.
Amén.
PADRE DE LA VIDA
Padre nuestro, que estás en la Vida.
Santificado seas, en nuestras vidas.
Venga a nosotros lo que Tú quieres:
tu Reino de amistad y fraternidad,
de justicia y de paz, de alegría
y esperanzas fundamentadas...;
tu Reino de los Cielos comenzado
en Nazareth,
aquella tarde hermosa
de la encarnación del tu Amor
en la historia humana.
Hágase, Padre-Dios, tu voluntad:
que sea,
que sepamos ver y aceptar;
aunque, a veces, nos resulte difícil,
como el dolor, o la soledad,
o la incomprensión.
Que tu voluntad de que vivamos
según tus planes
también la vayamos haciendo realidad.
Y que también hagamos efectivo
el derecho de todos
de tener para comer, siquiera
una vez cada día:
lo mínimo para subsistir y poder
alegrarse con la cotidiana salida del sol
desde el oriente,
desde cada horizonte que tengamos...
Empújanos, Señor, a la lucha.
Te necesitamos
hasta para comprender
que el pan sabe mejor
cuando es compartido...
Perdónanos, Señor.
Perdónanos, cada día, Padre.
Perdona nuestras ofensas...
¡que son tantas...!
A Ti y tus otros hijos,
hermanos nuestros...
Y enséñanos a perdonar. A perdonar
sin heroísmos, sin esperar
reconocimientos de nadie...
A perdonar amando...,
ayudando a quien nos ofendió
para que pueda ser mejor
y hasta un ser más cercano, más amigo.
No nos dejes caer en tantas tentaciones
como el mundo nos ofrece cada día,
como manzana sabrosa,
como felicidad sin límites en potencia,
como poder capaz de gobernar
toda la tierra y conocer
todas las ciencias del bien y el mal.
No nos dejes claudicar
ante las “delicias” del consumismo,
o el reinado del “todopoderoso” dinero...
En una palabra, Señor,
líbranos del mal. De lo malo.
De lo alejado a Ti.
Y auméntanos, cada día, la fe;
la confianza en Ti;
la Esperanza en que tus proyectos
son posibles... tan sólo
con que te digamos SÍ
y echemos a andar sin miedo.
AMÉN
José-María Fedriani (Abierto a la Esperanza)
CONTIGO... LA AMISTAD
Voy a hacer una fiesta en mi corazón:
la fiesta de la Amistad.
Porque verte me da alegría, porque
saber que existes me entusiasma, porque
escuchar tu voz y las cosas que me dices...
me ilusiona y llena de gozo todo mi ser.
Porque saber que estás... me hace sentir
que la Vida tiene sentido, que
todo tiene una razón de ser...
Yo contigo... me he encontrado.
Tú, conmigo... te has encontrado.
Nos hemos encontrado... en la vida.
Tu amistad me es necesaria para poder
avanzar en la esta aventura de vivir.
Yo te ofrezco mi mundo... personal.
Invítame, por favor,
a la experiencia de tu amistad.
Ven. Vamos a construirla: aquí, ahora. ...
Vamos a hacer vividera la vida...
¡hasta la Eternidad!.
Vivir es convivir. No hay nada
como tener experiencias comunes
con alguien que te quiera y te comprenda.
Ven conmigo... ¡Vamos
a compartir el destino de la Vida!.
No quiero más ser yo,
solamente yo, en el mi caminar, a solas...
Yo necesito ser más: alguien más:
ser plural, ser... “coexistencia”.
Yo, contigo, siempre disponible... para andar
cada uno y todos los caminos.
Contigo, por que sé que, contigo, sabré siempre
a dónde ir y porqué hacerlo...
Yendo por el camino de la vida, paso a paso,
hemos ido fundiendo nuestras almas...
y cómo que ya no somos tan diferentes.
Somos dos, no somos la misma persona,
pero somos iguales..., como “almas gemelas”.
Ahora ya sé que eres lo más importante
de la vida: lo mejor que me ha podido ocurrir.
Conocerte ha sido
saber que estabas... para quererte.
Mi corazón está dispuesto, está
abierto... “de par en par”.
No me importa hacer de mi vivir una entrega,
sabiendo que estás tú para acogerme.
Estamos siendo “regalo” permanente:
yo para ti, tú para mí...
Desinteresadamente... Aunque tú eres
lo que más me interesa de la Vida. Y, quizá
yo lo sea para ti...
Cada vez más, quiero “ser contigo”. Ser dos...
“siempre incondicionales”.
Ni ser tú, ni ser yo: ser “tú y yo”, en reciprocidad.
Y estar cada día, y cada hora,
y cada minuto, y cada segundo...
“a tu entera disposición”. Creciendo
en la comunión de sentimientos y afectos.
Te necesito para decirte mis confidencias.
Quisiera escuchar tu voz y tu palabra,
sentir tu aliento y también oler
el perfume de tu piel.
Porque te conozco, porque
me conoces, tenemos ¡confianza!
Cada día que pasa te necesito más: eres
como el alimento que nutre mis células...
Vamos... ¡a compartir la vida!.
Sin distinguir entre lo que está a la vista
de todo el mundo y lo que es la intimidad.
Yo quiero tener “cosas en común” contigo.
Te necesito para llorar, para reír,
para esperar y para soñar... Para seguir creciendo,
para olvidar pasados tristes, para proyectar
futuros nuevos; para entusiasmarme
cada día, al ver salir el sol, para contar contigo
mientras observo un hermoso atardecer...
Cada paso que damos, lo damos
en capacidad para crecer... en el gozo
de nuestra Amistad.
Por eso conviene que celebremos,
cada día, una fiesta:
¡la fiesta de la Amistad!.
En esa mutua seguridad... de poder
contar siempre contigo: de vivir sabiendo
que cuento contigo, y de que tú
cuentas conmigo... Eso es Amistad.
(Vivencias felices – Desde el Alféizar)
Oye: ¡me encantan! Muchas gracias.
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