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martes, 11 de abril de 2017

SENTIDO COMÚN


SENTIDO  COMÚN  Y  FUTURO  COMÚN

Al ser humano, al “homo sapiens”, pareciera que (demasiadas veces) tiene dificultades para razonar. Sobre todo para hacerlo con “sentido común”. Quizá que, como decía el viejo profesor Don Eugenio, «el sentido común es el menos común de los sentidos».

Y, cada día, vemos tal cantidad de barbaridades que nos puede llevar a concluir que, en muchas ocasiones, los animales son más “razonables” que a la gran mayoría de quienes se nos tiene por “racionales”. 





Tantas veces, a mí me da la impresión de que hoy se va extendiendo, como una mancha de aceite en el mar la “cultura” de la “incultura” (para mucha de esa gente “contra-cultura”).

 

Es increíble que, en muchas de nuestras ciudades del “mundo civilizado” (desde luego también se dan algunas magníficas y dignas excepciones) nos encontramos, por todas partes, manifestaciones de que aquello que siempre se ha considerado “correcto” ya no lo es, ya “no va”.  Lo feo, lo roto, lo desorganizado, lo grosero, lo incívico, la mala educación, el rufianismo, lo desastroso… es lo que ahora está “de moda”.





A mí no me puede caber en la cabeza (quizá sea signo de que voy para viejo y mi mente rezagada y acaso trasnochada, enredada en el pasado) que el “progreso” signifique destrucción de lo que, durante siglos, ha sido civilización.



Y, respecto de civilización, que es más que el puro desarrollo y progreso material; pues ha de incluir todo un conjunto de costumbres y saberes, de progreso en lo cultural, social y político (distintivos propios de las sociedades avanzadas)… ¡me parece tan atroz (viendo lo que vemos, casi a diario) que la búsqueda de la concordia, que el deseo de entendernos para mutuamente ayudarnos, los unos a los otros, ahora sea lo que una gran mayoría de gente ni se plantea ni quiere!



Dividir, romper, destrozar hermosas construcciones y obras de arte, degradar valores tradicionales, maldecir las instituciones, marginar la verdadera educación, ir “contra todo”…

Faltando el respeto a cualquier orden establecido, no sabiendo estimar ni lo ajeno ni lo público (que no es propio de nadie porque es de todos). Cuestión fundamental de cualquier sociedad civilizada: si no sabemos defender “lo público” ¿qué se puede pedir respecto de lo ajeno?

 

Consecuentemente, producto de los miedos, del temor a perder lo que valoramos, surgen los muros, las barreras, las fronteras… Pues ¿qué es la “propiedad privada” sino un resorte del miedo? De la desconfianza, del temor a no tener lo suficiente cuando surja una necesidad…, aparece la manera de “defenderse” de los otros; pues si todo se considerara “bien de la colectividad” no existiría el problema (digo yo).





Aprovecho para decir que yo, por principio, odio los muros, las rejas, los fosos, los enfrentamientos (¿intransigencias?) con el único propósito de hacerse daño unos a otros (creando divisiones). Por ello, he llegado a pensar que el mayor error de la Historia de la Humanidad ha sido el inventar las fronteras. Pues si todos formamos parte de la Gran Familia Humana ¿a qué vienen tantos miedos y desconfianzas?

 

 Que el viaje es único, el destino común.