POLITICA Y
ALGO MÁS
(Capítulo 24
de mi libro “GRANDES REGALOS”)
Algunos
dijeron:
-
Adalberto: ¿Y si hoy hablamos de política?, ¿votar, no votar, a quien votar?
-
Vale (dijo). Si queréis, podemos hablar de política; pero sabed que lo que yo
opino sobre la política no es, precisamente, muy “políticamente correcto”.
Pero,
bueno, de acuerdo: hablemos. Y eso quiere decir que vosotras y vosotros también
vais a decir aquí lo que pensáis…, sin bien nadie debe sentirse ni dolido ni
atacado por lo que otra persona diga, por ninguna opinión que se aporte o
defienda la contraria a la suya ¿vale?
Y,
si os parece, para empezar, yo propongo un par de premisas aclaratorias al
tema:
Primero:
La palabra “política” viene del griego, de “politikós”, o sea “ética de la
ciudad”, o lo que es lo mismo: búsqueda del bien común de la ciudadanía; que la
convivencia de la ciudadanía sea la correcta en todo momento.
Pero
si utilizamos la política (y es lo que suele suceder en mucha “clase política”)
para alcanzar “poder” que lleva a quien lo tiene a “no hacer” lo que se puede
hacer, sino a imponer normas a la ciudadanía para que haga lo que “quien tiene
unos ciertos poderes” diga lo que se tiene que hacer…, entonces estaremos
imponiendo lo que se llama “tiranía” y, por desgracia, eso es algo que vemos
todos los días, y en demasiados lugares de la Tierra: quien manda, piensa y
decide por los demás, lo impone con sus criterios (acertados o erróneos) sobre
la ciudadanía.
Todo
lo contrario de lo que debiera ser. Porque lo que el pueblo, la “polis”
necesita es que alguien, que algunas personas, gestionen ciertas cosas para que
el orden público reine, y no que se dediquen a “marear la perdiz” para que
nadie sepa nunca ni la hora que es.
Segundo:
No existe ningún modelo político perfecto, sólo más o menos correcto. Entre
otras cosas porque todos son llevados a cabo por seres humanos y nadie es
perfecto; pero es que, además, como todos somos distintos, lo que a una persona
le parece correcto, a otra le parece un disparate. Y el llegar a acuerdos…, es
muy muy difícil. Así, tantas veces, se llega a los “consensos” por cansancio
más que por convencimiento.
Pero
si es que la mayoría de la gente no sabe lo que quiere en la vida ¿cómo le
vamos a pedir unos criterios firmes para que decida, de la noche a la mañana,
quien debe llevar las riendas de una población o de un país?
Así
que, hoy por hoy, no existe un “sistema de gobierno” que pueda considerarse “el
bueno”. Y lo que para un lugar del mundo, en unas circunstancias concretas,
puede ir bien, no será mínimamente válido para otras naciones.
Pero,
aparte de todo esto, pensemos: la ciudad, una población, un país… son como una
familia.
Y
¿de qué se trata?
Pues
de convivir en paz y armonía, haciendo que cada persona tenga y disfrute de lo
que necesita¸ ni más ni menos. Con mutuo respeto y capacidad de colaborar en el
bien común (que es como se hacen las cosas, no criticando ni pretendiendo echar
por tierra toda iniciativa ajena).
La
madre naturaleza configuró a los humanos para la sociedad, seres sociables y
capaces de convivir, con el deseo de agradar y alcanzar un entorno de armonía.
Eso es ¡lo que nos pide el cuerpo! Lo común es una necesidad vital.
Si
nos organizamos, para estar bien con quienes nos acompañan, en nuestro entorno,
no es por moda, es nuestra predisposición natural: somos “animales políticos”.
Por eso, democráticamente, el pensar que las
mayorías absolutas son buenas es el mayor de los errores. Lo correcto es,
siempre, la pluralidad. Nuestra realidad es plural, no podemos encorsetar una
grandeza en un embudo de estrechuras.
Pero
bien, ahora os toca, decid, sin miedo, cuál es vuestra definición de política…
Y, si os parece, manifestad vuestras posturas.
Y
fueron diciendo, dando abiertamente sus opiniones:
-
La política (empezó Elsa) es un negocio engañoso, como ciertas dietas que
ofrecen un producto-milagro que luego nunca funciona. Dicen cosas bonitas, me
ilusionan para que lo compre, pero luego ni me sirve ni lo puedo devolver…
- A mí me da la impresión (siguió Luis) de que, como
decía Francisco de Quevedo “Poderoso caballero es don Dinero”... Y ¿quién manda
en Europa?, pues el mismo que en EEUU o en China, ¡Don Dinero! Así que ¿para qué leer sus programas... o
reflexionar mucho..., si al final va a ser lo único que puede ser, lo que ahora
toca, lo que viene marcado por el momento histórico..., según los
intereses de D.D.?
- Eso es verdad, nos hacen creer que tenemos una
democracia, que decidimos “algunas cosas” con nuestros votos... pero ¡todo es
mentira! Todo (o casi todo) está programado..., hasta nuestros votos. Se nos
dice (de una u otra manera) lo que tenemos que hacer y a quien nos toca
“votar”, en cada momento. Mientras, ellos (quienes gobiernan) que están “de acuerdo” en este juego de la
política... saben bien lo que tienen que hacer y “representan” muy bien “su papel” (unas veces les toca
“gobernar”, otras cuestionarlo todo,
oponerse a lo que hacen quienes tienen la digna tarea de llevar para adelante
“su programa”... Así son las “reglas” de este “arte”. Y punto.
-
La política es un virus que modifica la genética de las cosas, hasta
cargárselas; así a una madre, que es lo más sagrado que existe, le ponemos el
virus y la hace suegra, y a una hermana, cuñada… ¡tampoco ya es lo mismo!
- Dicen que tenemos “democracia”; pero yo por
democracia, o sea “gobierno del pueblo”,
entiendo otra cosa, consecuencia lógica de mi concepto de política que
es trabajar por “hacer realidad lo que es posible” y no un “arte de gobernar”.
-
Por eso, pienso que no debemos seguir votando a quienes ya nos han defraudado
¡demasiadas veces!..., aunque ellas y ellos sean la fuerza política que más
votos resta a “esos otros” que no queremos, por nada del mundo, que vayan a
conseguir la mayoría...
-
Pero eso de plantear la política en términos “simétricos” de izquierda, centro
o derecha es algo muy pasado, esa dialéctica forzada del siglo pasado está muy
obsoleta, anticuada. Hoy no existen ni las derechas ni las izquierdas, eso es
una manera de esquematizar las opciones políticas totalmente inadecuada. Todos
los que llegan al poder se hacen “conservadores”, pues quieren “mantener” lo
que tienen; así como los que están fuera del gobierno, pues quieren que la cosa
cambie, ¡darle la vuelta a la tortilla!
Bien
(dijo entonces Adalberto). Pues partiendo de todas estas interesantes opiniones
de las que se podrían sacar algunas conclusiones, aunque no es lo que creo que
pretendíamos, ¿a quién le corresponde, entonces, la acción política?
Y
continuaron (comenzando ahora por Jorge Andrés), dando opiniones:
-
El compromiso democrático, pienso yo, no
puede reducirse a ir a votar... cuando nos toque hacerlo. A veces, quizá
demasiadas veces, esto es dejadez. Sí, porque si, con nuestros votos, hacemos
que unas personas lleguen a tomar las riendas de nuestro país, eso nos
implica... No es lo mismo “dejar” que sean unos u otros quienes decidan tantas
cosas (quizá demasiadas) para unos cuantos años.
-
Si hemos dicho (siguió Natalia) que de lo que se trata es de colaborar en
lograr el bien común, pues eso debe corresponderle a todo el mundo.
-
Pero ¿tú crees que todo el mundo está capacitado para ello? Habrá que pensar en
quienes tienen actitudes y cualidades o aptitudes para ello, a gente preparada,
con conocimientos y experiencia… ¿no os parece?
-
Pues yo pienso (intervino Esperanza) que lo principal es tener la voluntad de
hacerlo…
-
¿Debería ser una acción voluntaria y gratuita? (preguntó Susana).
-
¿Y por qué no? (repuso Tirso). Si hablamos que la marcha de un pueblo, una
ciudad, un país es como una familia, pues todos deben implicarse en la buena
marcha del “hogar común”…
-
Vale, vale, pero ¿todos deben hacer de todo?, ¿o no será mejor que cada quien
se encargue de aquello para lo que esté mejor capacitado?
-
Seguramente, pero eso no quiere decir que nos tengan que gobernar un grupo de
personas de una misma ideología, pues a lo mejor no todo ese “grupo político”
tenga personas capacitadas para todo lo que hace falta…
-
Claro, y ahí está el gran fallo de nuestro “sistema” actual, al que yo llamaría
“partidocracia”; peor aún si en unas elecciones consiguen tener la mayoría y
gobiernan en solitario…
-
Pues sí (apostilló Luis). Pero, además, eso de las mayorías absolutas, ya hemos
comprobado que tampoco es nada bueno... ¡para nadie! (bueno, a excepción de
quienes la consiguen, que ya sabemos todo el poder que les otorga).
-
A la hora de plantearnos nuestro voto (añadió Mamen), todo puede ser válido. Y
me parece que tan democrático es ir a votar conscientemente como el negarnos a
ir. Se puede “cumplir” yendo a “botar” nuestra papeleta, sin pensar lo que
hacemos; como se puede ir a emitir (a través de esa papeleta) un apoyo a una
candidatura, o una opinión, o hasta una protesta... Todo tiene, debe tener su
lectura. Y los analistas deben saber entender que es importante leer tanto el
grado de abstenciones o de votos en blanco, como la edad de la mayoría de
personas que vota.
-
Y si no nos gusta ninguna lista (aunque hay suficientes posibilidades para que
alguna nos parezca medio válida), pues tampoco está mal no votar a nadie ¿no?
Siempre están las opciones de “no votar” (que no es lo mismo que “pasar” de ir)
y la de “votar en blanco” (sobre vacío), que también es un “voto” muy
democrático, creo yo.
Tomó la palabra don Adalberto:
- Prosigamos: Votar o no votar, es sólo una primera
cuestión. Porque hay otra segunda: ¿a quién votar?
Enseguida
tomó la palabra Natalia, luego siguieron casi todos opinando:
- Yo, por ejemplo sé, de antemano, que los
resultados que salgan... ¡no me van a gustar!, pues no llevarán al gobierno a
nadie ni de mi total confianza ni con un “programa” acorde, a cabalidad, ni con
mis ideas ni con lo que a mí me gustaría que fuese la política a desarrollar en
los próximos años.
-
Pero no podemos pasar: actualmente nos encontramos con muchas expectativas
personales y sociales insatisfechas ¿algo habrá que hacer, no?
- Y, claro, si “pasamos de ir a votar”,
si nos abstenemos, o si votamos en blanco... acaso que luego nos podamos
arrepentir de no haber dado ese “voto” al menos malo...; que en algún
“programa” si que yo he “descubierto” algunas cosas que me gustan; hasta que
están muy acordes con mis mejores sueños.
- Pero... ¿y si ese voto le da el “poder político”
a quienes luego lo hacen tan mal o peor que lo han hecho “los otros”
en anterior legislatura y en sus peores actuaciones...?
Y,
por fin, queriendo cerrar el tema, volvió el profesor a tomar la palabra
diciéndonos:
-
Y bien, yendo a lo concreto: ¿qué es lo que podemos y debemos hacer cada uno de
nosotros? Porque para lograr el bien común, en nuestra sociedad, todo el mundo
puede y debe aportar algo, apostando por una realidad mejor ¿estamos de
acuerdo, cierto?
Atendedme
(continuó), no hay que meterse en un partido político, tampoco no hacerlo;
aunque es necesario que haya quienes lo hagan. Lo que sí es imprescindible es
contribuir al bien común.
Ha
sido estupendo vuestro “panel”. Ahora todas y todos sabemos más y tenemos más
criterios, respecto al tema. Yo, sinceramente, os agradezco todo lo que he
aprendido esta tarde.
De
todos modos, antes de que marchéis, para acabar os diré, yo os invito a todas y
a todos quienes estéis por acercaros a las urnas, a que meditéis vuestro voto...
Yo
creo, repito, que no hay que militar en
ningún partido político pero considero que sí hay que estar comprometidos con
la democracia de a pié. No tengo ninguna fórmula mágica que daros, pero creo
que, todas y todos, tenemos que colaborar un poco. Cada quien en lo que pueda,
aunque nos cueste algún sacrificio. La mejor forma de creer en el futuro ¡es
crearlo!
Y
si queréis ser eficaces, yo os recomendaría:
A:
Tenéis que centraros en un tema que os apasione (supongamos “la ecología”).
B:
Ver qué es lo que se puede hacer. ¿Cómo se puede hacer realidad eso que creéis
debe ser posible? Y luego:
C:
Organizaos: ¿Quién se encarga de qué?, ¿qué pasos hay que dar? Para…
D:
¡Poneos a la acción! ¿Desde un partido político?, ¿organizando una Asociación o
una ONG?, ¿buscando a quienes ya lo hacen y decidiros a apoyarles?, ¿creando
opinión, mandando cartas o artículos a los medios?, ¿actuando cada quien, desde
ya, en el propio entorno donde nos encontramos?, ¿acaso, inicialmente,
perfeccionando vuestro conocimiento sobre esa materia que os preocupa y os
debiera ocupar?
Y,
por fin, recordaos algo que ya sabéis: Hoy puede ser un gran día… y, en gran
parte, depende de cada una, de cada uno de vosotros.
-
¡Y mañana también! (apuntilló Natalia).
-
Eso es. ¡Nos vemos!
Una gran reflexion con muy diferentes puntos de vista. Lo que mas me preocupa es ese rencor creciente que intentan fomentar de azules y rojos, que es totalmente opuesto al respeto de las opiniones ajenas que predica la democracia. Votar siempre por lo que consideremos mas afin a nuestras ideas o a lo expuesto por su programa electoral, aunque luego impunemente no lo cumplan.
ResponderEliminarMi querido José María, hoy paso a decirte que por mi delicada salud me veo forzada a tomar un largo descanso, hasta octubre.
ResponderEliminarEspero que no me olvides.
Un gran abrazo.
Espero, hermana, que te mejores pronto. Y sí, descansar es algo importante ¡hasta Dios lo ha sabido hacer..., desde recién acabó con la Creación!
EliminarPara voltar a ler e reflectir.
ResponderEliminarAbraço
Una gran verdad pasmada en tono irónico, de "politicos" no tenemos nadie si vemos lo que esta palabra quiere decir (Primero: La palabra “política” viene del griego, de “politikós”, o sea “ética de la ciudad”)
ResponderEliminarLa política verdaderamente es un virus que cambia genéticamente a las personas, y que curioso, se convierte en letal sin antidoto posible en nuestra época...
Un saludo.
Ángeles
Meu amigo a política aqui no Brasil vai mal... Aqui os políticos têm dado muito mal exemplo ao nosso povo... Mas nos resta esperança de que um dia as coisas por aqui mude...
ResponderEliminarYa tiene otra seguidora más, pase y siga mi blog donde pone (participar en este sitio) en este enlace http://mibonitolugar.blogspot.com.es/ espero su visita
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