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viernes, 26 de diciembre de 2025

SIEMPRE ES NAVIDAD



 ES NAVIDAD HOY, AHORA

El mundo en que vivimos, nuestra tierra, es ese lugar dónde se genera y crece la Vida. 

La obra de la Creación la inicia Dios, pero no deja de germinar, día a día. E igualmente, el Reino de los Cielos comienza entre nosotros.

 


La sociedad avanza muy rápidamente, tantas cosas se transforman de un día a otro…

Por eso, hemos de poner mucha atención a los acontecimientos que suceden a nuestro alrededor: hay que escuchar la llamada del mundo.

 

Así, nuestra misión consiste en procurar leer los “signos de los tiempos”.

 

El Niño de Belén viene a decirnos… con su presencia, naciendo: Dios se encarna, ¡se viene a vivir con nosotros!

 

Navidad no es (no puede ser) la fiesta del derroche: es la ocasión de atender y escuchar la Palabra de Dios.

 










Es una invitación a pararnos ¡hasta sentir la necesidad de cambiar! A hacer nuestra propia “transformación”. Una conversión que nos compromete con el cambio propio y de la sociedad: es trabajar por crear un nuevo estilo de vida.

 

En el mundo actual hay injusticia, mucho desorden y violencia, desesperanzas… Vemos que hay mucha gente desorientada, perdida, sin rumbo.

 

Si el compromiso por un Mundo Mejor orienta nuestras vidas…, ¿podemos considerarlo como un reto?

 


El Dios de la Navidad es Padre-Madre que quiere demostrarnos todo su amor, invitándonos a ser libres como hijas e hijos suyos; nos ofrece vivir en plenitud, invitándonos a creer en la gran utopía, a soñar esperanzadamente con un mundo nuevo posible dónde la paz, la justicia, el amor solidario ¡sean la nueva manera de vivir en esta tierra!

 

El gran y revolucionario mensaje es: que Jesús, el Hijo de Dios, nace en pobreza, no rodeado de riqueza. En lo sencillo, en lo humilde, en la indefensión, se nos hace presente el Amor de Dios… ¡abierto a todos!

 

¿Dónde es Navidad hoy? ¡En el corazón de cada ser humano que acoja su Mensaje y se ponga a vivirlo!

 

Navidad es una llamada al compromiso personal y comunitario de todos quienes creemos en el Mensaje del Niño-Dios. Un compromiso misionero que nos ha de llevar a anunciar ese, su proyecto, de un Mundo Mejor, más justo para todos. Y, por eso, celebrar la Navidad hoy tiene que ser (seguir siendo) anunciar que Dios quiere la paz, y la libertad, y solidaridad.

 

Vivir el espíritu de la Navidad ha de ser un compromiso con la invitación de ese Dios Salvador que, en cada Navidad, nos recuerda que ¡está con nosotros!

 

Nos corresponde vivir estando abiertos a la esperanza. Necesitamos aspirar a más. Estar abiertos a lo imprevisto, hasta esperar lo que hoy parece imposible… ¡contando con los planes de Dios!

 

Dios quiere un mundo de amor fraterno, de paz de justicia, de felicidad para todo el mundo…

 

Alentemos nuestra confianza esperanzada viendo que hay muchas personas comprometidas con los demás, tomándose en serio la realidad sufriente de todo ser humano y “estar” con los demás cuando hace falta…

 

Porque, aunque parezca que la marcha del mundo está en las manos de unos cuantos descerebrados, la Navidad siempre nos lleva a atender el anuncio del ángel del Cielo: ¡SHALOM! Paz, Amor fraterno y Justicia en toda la Tierra.

 

En Navidad hoy. Pero… ¡cada día es Navidad: siempre es Epifanía!

 

                                 

                                               José-María Fedriani