VIOLENCIA, GUERRAS
Y TERRORISMO
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Hola, ya algún otro día hemos tocado el tema de la violencia, pero hoy quisiera
que profundizáramos un poco más, porque creo que es importante:
Muy
al principio de la historia de la Humanidad, ya existió la violencia. ¿Por qué
causa? Acaso fue ¿por un motivo religioso?
Sí,
Caín mató a Abel... no exactamente por
defender sus bienes. Cuenta la historia que Abel que era más “religioso” quiso
ofrecer a Dios un sacrificio, mientras que Caín... más materialista quizá, porque tal vez quería más poder..., mató a su
hermano.
Después
de 30.000 años la raza humana sigue haciéndose daño, actuando inhumanamente en
múltiples ocasiones. ¿Por qué? La causa está
¿en lo material?, ¿tienen un fondo espiritual?
Los términos guerra o
terrorismo y religión parece que coinciden en muchas ocasiones... pero
¿qué relación existe entre ambas realidades?
Aunque,
tantas veces, las guerras se han hecho en nombre de Dios, pero sin embargo, la
gran mayoría de personas con algún credo religioso, compartimos la creencia de
que no es justo utilizar el nombre de Dios para hacer la guerra. Es el odio
quien mueve las guerras; es el odio y el afán de poder.
Pero
sin duda que, en nombre de la religión, se han llevado a cabo tropelías, pero
es injusto pensar que las guerras son por lo común “guerras de religión”.
En
realidad, decir “guerras de religión” es una total contradicción: las guerras
no son nunca de religión, sino en todo caso de falta de religión: de irreligión,
de falta de relación con los demás, de carencia de amor. Ya que…, atendiendo a
su etimología “religare”, sería un intento de “ligar” a todos los seres humanos
entre sí y con una ligazón (re-ligar) que nos une con Dios.
Si
procuramos escucharnos unos seres humanos a otros, si tratamos de comprender
las razones que asisten a nuestras posiciones, comenzaremos a querernos, será
posible trabajar codo con codo, colaborar en la construcción de una sociedad
más justa, seremos corazones pensantes latiendo al unísono porque pensamos con
libertad.
Necesitamos
tolerancia y entendimiento para caminar hacia la paz: nunca habrá paz en el
mundo si no hay paz entre las diferentes religiones. Seguramente que al Padre
Dios hasta le puede molestar que seamos “religiosos” si eso nos lleva a no vivir
amándonos “como en familia”.
¿Y
el terrorismo? Esa indiscriminada amenaza a la vida... ¿qué base puede
tener?
El
terrorismo es una “guerra” muy especial. Porque nos hace estar “en estado de
alerta” constantemente. Estamos en
guerra, en una guerra imposible de ganar. No se sabe ni dónde está el “campo de
batalla”, ni quien da las órdenes de atacar, ni la magnitud de los desastres a
causar... Por eso, le llamamos terrorismo. Es un crimen infame ante el
que toda condena moral se queda corta. Se confunde y amalgama con las guerras
preventivas y las “guerras frías” de políticas preventivas. Son como un “pecado
estructural” con el que cargamos, por el hecho de estar vivos en este mundo.
Con el terrorismo, ahora la inseguridad no procede de la tensión entre el Este
y el Oeste (Oriente y Occidente), ni siquiera de la que se está dando entre el
Norte y el Sur del planeta Tierra, sino que tenemos un enemigo invisible que
sabe aprovechar los resortes de la libertad de las sociedades democráticas para
imponer el terror.
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¿Por qué?, ¿qué puede mover a alguien a matar indiscriminadamente? (preguntó
Luis).
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Pues… verás, Luis (le contestó don Adalberto): existen causas subyacentes de
las diversas formas de terrorismo y actos de violencia que existen en nuestro
mundo, que pueden tener su origen en la miseria, las frustraciones, injusticias
y desesperanza y que impulsen a ciertas personas a sacrificar vidas humanas,
incluida la propia, en un intento de efectuar cambios radicales. Vivimos en un
mundo que, por sistema, engendra
violencias al potenciar que sea una minoría la que lo tiene todo, llevando a la
desesperación a una gran mayoría que carece de casi todo (menos de armas,
porque quien las vende se preocupa de hacerles creer que las necesitan…, pues
el negocio es el negocio).
Pero,
antes que nada, el terrorismo es siempre fruto de un fanatismo. Por eso hay que
tener mucho cuidado con los apasionamientos, con los fanatismos, con los
radicalismos. Son los fanatismos,
recordad que ya hablamos de esto en otra ocasión, los que llevan a la
exaltación de los ánimos y a la intolerancia. Y da igual del tópico que nazcan:
hay fanatismos religiosos (o también anti-religión), y políticos (con el matiz
de los nacionalismos o todo lo contrario, como es el anti-nacionalismo) y hasta
por el fútbol…
- ¿Y entonces… quiénes son los culpables, los
culpables de verdad? (dijo ahora Adela).
- Pues un poco, toda la sociedad… siempre que
vivimos egoístamente, sin pensar en quienes lo pasan mal o cuando actuamos con
alguna intransigencia…
- Bueno pero...
(volvió a intervenir Adela) aunque nadie quede del todo libre de
responsabilidad, ¿dónde están los más
culpables?
- Pues veréis, es complicado, pero no tanto. Os voy
a contar algo que espero os de luces, como me las dio a mí, en su día:
En
un cursillo sobre “Análisis de la Realidad” en que, hace ya años, yo
participé, en un momento determinado,
analizábamos la realidad del los males que aquejan a nuestro Planeta Tierra (y,
lógicamente, aparecían el hambre, el terrorismo y las guerras, el desempleo...)
el profesor nos decía que “hay que buscar los culpables... haciéndonos la
pregunta ¿quién es quién se beneficia de esa situación?”
La
respuesta, por mi parte está bien clara: los resortes de libertad están al
servicio de las enormes y anónimas empresas multinacionales… y de todos los
instrumentos financieros que han permitido y permiten las tantas guerras y las
tantas acciones terroristas.
- ¿Y qué conclusión podemos sacar de todo esto?
(cuestionó Elisa).
A lo que el profesor respondió:
- El resumen es que los seres humanos, como energúmenos, nos hemos matado en siglos
pasados y nos seguimos matando, unos a otros, sin más razón que la sinrazón.
Actualmente,
en el mundo en que vivimos, más que nunca, tenemos cantidad de instrumentos de
destrucción, pero también poseemos innumerables instrumentos de reconciliación.
Se impone, luchar contra la violencia y el terrorismo, ese enemigo “anónimo”,
que a todos perjudica. O somos fraternales o somos fratricidas. Parte de la
Historia que ahora se escribe está en vuestras manos.
Propongámonos
que nadie en el mundo vuelva a utilizar ni el nombre de Dios para hacer la
guerra, ni tampoco el del diabólico ídolo del beneficio económico. Pues, en un
momento en el que no sólo hemos comprendido que la mundialización es una
realidad, sino que la globalización de la economía ya también está rompiendo
las barreras de los Estados, ¿qué
sentido tiene poner nuevas divisiones?
Y
frente a la otra gran lacra, la de la locura terrorista, serenidad. No dejarnos
avasallar. Lo que los terroristas pretenden es provocar el desconcierto
intelectual y moral; puesto que la propaganda que se hacen ellos, utilizando
los distintos medios de comunicación a su alcance, pueden llevar a una
importante parte de la ciudadanía a creer en sus razones o excusas, y que puede
llegar a influir, de manera importante, en la opinión pública; de manera que
quien para unos es un terrorista, para otros hasta sea visto como un luchador
por la libertad. Así, en la actualidad, la propaganda se ha convertido en el
eje sobre el cual gira la estrategia del nuevo terrorismo.
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Y nosotros ¿qué podemos hacer? (levantó la voz Ramón, lanzando la pregunta).
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Por nuestra parte, tenemos que rechazar
cualquier tipo de violencia e intolerancia para evitar más conflictos. Desde nuestro entorno más
cercano. La violencia sólo engendra más violencia. Cualquier tipo de violencia
entra en ese espiral que no tiene fin. Por eso hemos de evitarlas todas, por
sistema. Sabiendo que la violencia no tiene que ser física para ser violencia;
pues también la violencia verbal genera muchas de las mismas consecuencias que
la violencia física y puede convertirse
en el preludio de la violencia física.
Es fundamental, queridos todos, que aprendamos a ser tolerantes y a que sepamos huir de quienes van por la vida pensando que “lo suyo” es lo único válido o bueno. En realidad lo único que denotan estas personas es que no están capacitadas para vivir en sociedad: que son incivilizados, que no merecen el nombre de ciudadanos.
Es
sobre la justicia, la paz, la libertad, la equidad, el reconocimiento de la
dignidad de todo ser humano, dónde puede edificarse un futuro esperanzador para
la Humanidad.
!!Hola,Jose maria!
ResponderEliminarUn post magnifico,por la forma de plasmarlo y por la cantidad de sentimientos que despiertas.
Has dado en el clavo,todos piensan que lo suyo es lo mejor,de ahí las guerras y conflictos ,y todo lo que genera violencia,sea de la índole que sea.Pienso ,en mi humilde opinión,que tendríamos que resetear el mundo,ponerlo a cero,y empezar con nuevas enseñanzas y métodos.Esto es imposible,es una quimera,pero me hace feliz saber que hay personas que lo intentan cada día,que luchan por mejorar este mundo azul desordenado.
Muchísimas gracias por tu visita y amabilidad.Muchos besitos y buen finde.
José Maria, un articulo de fondo el que nos ofreces desde una perspectiva humanista,y sí, el hombre tiene una parte en sí, que acude a la violencia par resolver lo que no se acomoda a sus intereses. Desde casa, los padres que golpean o insultan a los que conviven con ellos para deformar la conducta de los demás y lograr cambiar las cosas a su beneficio. Hay mil ejemplos. Pero... aún hay esperanza, aquella que brilla en personas como tú, con un cálido deseo de que el equilibrio que esperamos que reparta la justicia, aún sabiendo que es difícil ¡suceda!. Gracias, me uno a tus puntos de vista. Empezando por ser consciente de mis acciones y tratar de mejorar de manera coherente y tácita cada día en favor mio y de los demás. Un abrazo.
ResponderEliminarvaya textos que nos dejas un articulo tal y como va ahora la vida y la tierra...
ResponderEliminarte deseo feliz semana.
un abrazo
Marina