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sábado, 29 de marzo de 2014

NO ES VERDAD QUE EL TIEMPO ES ORO



EL TIEMPO ES VIDA

Yo pienso que no es verdad que “el tiempo es oro” (que dicen los ingleses). El oro se compra, se puede guardar, sube y baja de precio…

El tiempo es vida. No tiene precio de mercado o valor contable. Pero es ¡tan valioso! Y sí se puede compartir, intercambiar, hasta regalar.
 

Se hace todos los días con la gente con la que nos tratamos: familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos… Y también están los “Bancos del Tiempo” como valiosa alternativa para hacer de muchas actividades cotidianas unas ocasiones únicas para ofrecer auténticos regalos a otra mucha gente dispuesta a entrar en alguno de estos “espacios” de vida compartida.

Las ideologías pueden dividir a la gente, las creencias unir. Y esto del compartir es toda una creencia: porque somos seres sociales, porque la vida es un regalo que hemos recibido pero que podemos, a su vez, volver a regalarla ¡miles de veces!

Así, lo mejor de todo en los éstos Bancos del Tiempo (para mí ha sido así), es el encontrarse con personas que creen en “esos valores” que andan tan desvalorizados. Actitud que he visto, desde el primer momento en diversas personas (mujeres y hombres) que no es hora de decir sus nombres, aunque sí que merecen todo mi reconocimiento.
 

La idea en la que creo de “dar a cada uno lo suyo” es de justicia. Yo lo he escrito en algunas ocasiones (muy claramente en mi obrita “Cambiándonos”).

He de confesar que, desde niño, mis padres me enseñaron a entender aquel viejo concepto de justicia; dónde hay que poner, por encima de todo la propiedad colectiva: lo público es más que lo que administran los gobiernos. Y lo que es de todos, no puede ser arrebatado por unos pocos.

Y porque lo público y lo político no es lo mismo, aunque algunos nos lo quieran hacer creer, ningún gobierno (al menos si presume de democrático) tiene derecho a arrebatar a la sociedad sus derechos. Y cuando lo hace, lo que demuestra es que no está actuando como debiera.

Cuando llegan ocasiones como la de que todos los años, al llegar la primavera, “establece” (ordena y manda) el cambio de hora, sin consenso alguno con la ciudadanía, no me cabe en la cabeza otro razonamiento más creíble que el que ya utilizara el General Queipo de LLano, que el de mejor “sometido” al pueblo (gobernar sin dificultades).


Por su situación geográfica, a España le correspondería guiarse por la hora del meridiano de de Greenwich, pero por motivos políticos Franco decidió vincular la hora española a la alemana, y… así sigue la cosa.

 
Recientemente existe una campaña, liderada por la denominada Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios que pide volver a la hora que nos corresponde y aseguran que ello favorecería nuestra salud (en armonía con nuestro reloj biológico), además que conllevaría el aumento de la productividad y la reducción de gastos.

 
Sobre esta cuestión, según algunas encuestas, resulta que hay un 69% de la población española que desea volver al horario de Greenwich, pero… ¡nuestros gobernantes hacen oídos sordos a la opinión pública! (en esto como en otras tantas cosas). Pero lo que a mí me parece ofensivo es que, además quieran hacernos creer que tienen la razón, que hay motivos técnicos suficientes para hacer lo que ellos deciden que se haga.

 
El colmo de la persona mentirosa es aseverar que lo que se dice es verdad; cuando está más que comprobado que lo única realidad es que hay una manipulación de la información.

 
Pero es que, aunque fuese verdad, ¿es bueno para la población?, ¿o sólo se trata de seguir manipulando a la gente y lanzando “bombas de humo” para distraer la atención sobre los verdaderos problemas que vivimos en el país?
 

Lo que hace “ahorrar” horas de gastar energía por tener la luz encendida no es el “cambio de hora” que nos imponen los sucesivos gobiernos (nada democráticos, en este aspecto al menos) que nos imponen estas absurdas normas, sino que es el astro sol que, a partir de equinoccio primaveral,  está más horas iluminando.

 
 (Rosslyn  Partré
                                                                                                                                          en el Parque M. Luisa)


Paralelamente, se da la situación de que, en verano, se consume más energía con los aires acondicionados, en casas, oficinas, comercios, etc.; con lo cual, en verano, en general, gastamos más energía eléctrica ¿o es que nadie mira sus facturas y se cree las mentiras que nos lanzan cada año, esos señores que se empeñan en manejar nuestras vidas?

 
Ojalá que, algún día, nuestros gobernantes aprendan a decidir ciertas cosas contando con la opinión pública y decidan lo que hay que hacer pensando en el bien común de todos y no en lo que les conviene (por esas ocultas intenciones que no confiesan) a quienes están en la responsabilidad de gobernar (cuestión que, por cierto, es bueno que no olviden que ejercen esa tarea porque el pueblo se la ha encomendado).

 

Esta noche, y mañana, y pasado… (y ya hasta que después de 195 días, a finales de octubre) nos tocará dormir una hora menos y amanecer con algo de más sueño. Buena fórmula ¡para que vivamos un poco más dormidos!

 


Claro que, nada de eso nos impedirá seguir haciendo la siesta y luego, hasta que sea la hora en la que el cuerpo nos pida irnos a la cama, podamos compartir la vida con las otras personas a las que queramos regalar en tesoro de nuestro tiempo. Ojalá por muchos años.

 

 


 

5 comentarios:

  1. Comentario al análisis del tiempo, os doy la razón y os felicitos por vuestros escritos
    Un abrazo. Pilar

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  2. Por cá, o Governo de Cavaco Silva fez o mesmo; mas, felizmente, o Governo seguinte corrigiu a estupidez...

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  3. Muy cierto lo que dices del tiempo, creo que es lo más valioso que tenemos, porque como bien dices, el tiempo es vida.
    Muy interesante toda la información, me encantó esta entrada.
    Un fuerte abrazo.

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  4. Te tengo que dar toda la razón...que más decir si tu lo has dicho muy correctamente.

    Kiss

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