En la vida nos pasan
muchas cosas diferentes.
Las unas son buenas,
las otras acaso peores.
A veces hay que estar
muy atentos para ver
lo que viene, lo que llega...
a veces desde muy lejos.
Mirar no es distracción,
mirar es atender
los signos más certeros
de cuanto va a pasar.
Y es algo a agradecer
saber ver y entender
algún signo anunciándonos
lo que nos va a llegar
como un tren... que, ya mismo,
se ha de hacer presente
en nuestra realidad.
Así como en el campo
son las flores amarillas
las que nos avisan tempranas
la llegada del buen tiempo.
Y los nubarrones, en el cielo,
nos anuncian, nos avisan
del agua que va a caer...
La felicidad siempre nos llega
cuando menos la esperamos
en un tren fugaz y rápido
que nos pasa por delante.
Si es que estamos preparados...
lo cogeremos a tiempo; pero
si nos coge distraídos... puede
que se nos pase de largo
y, para siempre... ¡pedido!
No quiero ser yo de esos
que ve la vida pasar y deja
que se le escapen
las mejores ocasiones
y oportunidades sin fin.
Yo quiero ser bien feliz
haciendo nuevo el futuro,
aprovechando cada una
de las oportunidades
Soy consciente que he de ser
responsable con la historia
que me toca a mí vivir.
Y para ello he de estar
con los ojos bien abiertos
para ver llegar el tren
que próximo he de tomar.
¿Qué me puedo yo suponer
que me trae el tren este
que, ahora mismo, veo llegar?,
¿qué nueva oferta?, ¿qué destino?.
¡Qué se yo!. Mas... ¿qué más da?
Quizá no sé a dónde va,
tal vez que mi porvenir
sea, ahora, una vez más,
una incógnita total
para mi corto entender.
Pero... si es ese mi tren,
no lo puedo yo eludir;
no debo jamás pensar
que tal vez, que acaso... ya habrá
otros trenes, otros destinos...
En mi historia personal
han pasado ya mil trenes.
Todos traían ofertas
de progreso, libertad,
de amistad y amor,
de éxito y de alegría...
Otras veces
me invitaban, insistentes,
a un compromiso serio
con la Historia que comparto
con toda la humanidad;
para hacer, con otros,
caminos de la Justicia,
de la armonía y la paz,
de cabal y plena solidaridad.
Pero no es sólo uno el tren
que pasa por mi delante;
ni tampoco, soy consciente,
que sea el de ayer el último.
La vida está siempre abierta
a seguir viendo futuros
y caminos por andar.
Que no se me escape un tren
que me lleve al porvenir
por el que yo haya de ir. Y...
¡ojalá que mis destinos
estén siempre sirviéndome
para avanzar y crecer
en gozo y felicidad
que yo sepa compartir!
(Del libro de poemas
"Ácido desoxirribonucleico")
La vida es una estación
ResponderEliminardonde circulan los trenes
cargados de pasajeros
donde unos van y otros vienen
unos suben y otros bajan
unos nacen y otros mueren.
Me ha encantado tu poema
Abrazos
Gracias, Julia.
EliminarLos días que pasan
ResponderEliminarvagones son.
Unos van llenos
y otros, no.
Buen poema nos traes José María.
Feliz sábado.
Efectivamente. Gracias.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarVivimos en una estación y tenemos que coger a cada momento un tren, a veces el acertado, otras no. Siempre cogerlo, eso sí.
ResponderEliminarSaludos.
Toda vida es experiencia... y hasta los desaciertos nos ayudan a aprender. Pero también somos libres para dejar pasar aquellos tenes que nos parezca que no nos llevarán al destino que deseamos ¿no te parece?
EliminarUn poema con mucha reflexión. Soy de esas personas que pocas oportunidades he dejad pasar, me he subido en toda clases de trenes y he ido enlazando con otros hasta llegar donde querida. He aprendido con los errores, pero los aciertos son tantos, que no tengo miedo a coger un tren equivocado.
ResponderEliminarGracias
Con ternura
Sor.Cecilia
Lo importante es saber a dónde se quiere llegar, efectivamente. Y si no siempre acertamos, no renunciar. Ya dice el refrán que ¡"todos los caminos llevan a Roma"!
EliminarMe gusta mucho, es una reflexión muy buena.
ResponderEliminarSer conscientes y estar atentos a los signos...
Un beso.
Gracias, misteriosa.
EliminarHola José María, que bonita reflexión has compartido. Hay tantos caminos por recorrer, hay tantas personas por conocer! Tenemos mucho tiempo para seguir este hermoso viaje que es la vida misma, con sus buenos y malos momentos claro está, pero sin duda vale la pena. Vale la pena avanzar y correr hasta alcanzar nuestros sueños. Y jamás detenerse!! Que tengas un bonito día, un abrazo a la distancia.
ResponderEliminarGracias, Carolina. La vida es hermosa, pero ¡hay que pelearla!
ResponderEliminarHola José Maria, me ha encantado tu estilo transparente de escribir, comunicas tu sentir con fe en ti mismo, cosa maravillosa y ganada en la batalla seguramente. Hoy, has escrito una analogía entre la vida y el correr del tiempo en lo cotidiano -El tren- ese que debes abordar a tiempo y que te llevará a un punto al que tiene que llegar pero... mientras se llega y lo sabemos, hay que ser creativos y pensar en que cada día podemos ser mejores, sobre todo, si logramos ser conscientes de nuestros defectos o faltas. Tu reflexión en esta entrada me hace pensar que somos muchas personas que podemos encontrarnos en ella. Un placer acercarme a tu escritura. Saludos afectuosos nuevo amigo.
ResponderEliminarGracias, nueva amiga Leticia.
EliminarAgradezco el que hayas visitado mi espacio. Siento que, en este preciso momento, me tome un descanso y no podamos seguir leyéndonos.
ResponderEliminarMe ha gustado tu caminar por la vida en forma de verso.
Por desgracia, a mí me ha tocado ver bajar de ese tren a personas muy queridas,pero tú sabrás captar cual es el vagón de tu vida y te subirás a él, no lo dejarás escapar y lograrás la felicidad que ansías.
Te dejo, hasta mi regreso, un fuerte abrazo en ese corazón de poeta.
Kasioles
Te deseo lo mejor. Que todo lo que te suceda, sea para bien.
EliminarBelíssimo texto... "A vida está sempre aberta" Força sempre meu camarada!
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