(EL ARTE DE AMAR CON EL
CUERPO Y CON EL ALMA)
La función del tantra es transformar todos los placeres en la
experiencia trascendental de la consciencia penetrante profunda.
En vez de abogar por apartarse de los placeres mundanos, como hacen
muchas otras tradiciones, el tantra enfatiza el hecho de que es mucho más
efectivo para los seres humanos disfrutar y canalizar la energía de sus
disfrutes en un camino rápido y eficaz hacia la satisfacción y la Iluminación.
Ésta es la forma más hábil de utilizar nuestro preciado potencial humano.
Con sus métodos de transformación profunda, el tantra demuestra que,
como seres humanos, tenemos la capacidad de disfrutar de una felicidad gozosa e
ilimitada, permaneciendo al mismo tiempo libres de los engaños que normalmente
contaminan nuestra búsqueda del placer.
Contrariamente a lo que algunos piensan, no hay nada malo en tener placeres y en disfrutar.
Lo que es malo es la forma confundida de aferrarnos a esos placeres,
convirtiendo una fuente de felicidad en fuente de dolor e insatisfacción.
El problema es ese aferramiento y ese apego y no los placeres en sí
mismos.
Si podemos librarnos de nuestro aferramiento habitual, podremos
disfrutar tanto como queramos sin ninguna de las dificultades que generalmente
acompañan nuestra búsqueda compulsivo del placer.
Con una correcta comprensión de la transformación, todo lo que hagamos
las veinticuatro horas del día nos acercará a nuestro objetivo de totalidad y
autorrealización.
Todas nuestras acciones..., incluso nuestro sueño..., pueden transformarse
en la experiencia de luz clara de la sabiduría penetrante y sutil.
Cuanto más nos identifiquemos con un cuerpo y una mente de luz clara y
pura, más nos abriremos a las fuerzas benéficas que existen en nosotros mismos.
El cuerpo y la mente dependen el uno del otro, y, de los dos, la mente
es el principal modelador de la experiencia.
Si la propia imagen que nos tenemos es positiva, nuestras acciones
estarán imbuidas de forma natural de autoconfianza y daremos la impresión de
fuerza e integridad a las demás personas.
Pero si nos tenemos una opinión ínfima, pareceremos débiles e inútiles,
atraeremos muchos problemas y seremos víctimas fáciles de accidentes y
enfermedades.
Nuestra perspectiva mental es la principal responsable de nuestro éxito
o fracaso, de la salud o la enfermedad, la belleza o la fealdad, de la
felicidad o la depresión.
No importa cuántos aspectos externos de nuestra vida podamos cambiar; si
esos cambios no van acompañados de una transformación mental profunda, sólo tendrán
éxito momentáneamente; tarde o temprano, los problemas volverán a aparecer y
estaremos tan incómodos e insatisfechos como antes.
La liberación
Siempre que nos interesamos sólo por nosotros, nuestros problemas parecen insuperables.
Todo lo relacionado con ese «yo» se convierte en un problema, en
una preocupación, en una amenaza a nuestro bienestar y seguridad.
La forma de superar esa obsesión neurótica por nosotros mismos es
abriendo nuestro corazón a los demás.
Cuando nos interesamos de verdad en el bienestar de alguien, descubrimos tesoros ocultos de fuerza y
sabiduría en nuestro interior.
Al crear ese espacio abierto en nuestra consciencia, conseguimos un
carácter mucho más universal.
En vez de quedarnos confinados en nuestra insignificante realidad, pasamos
a una esfera más grande de interés universal.
Eso nos libera automáticamente de la mayoría de nuestros problemas.
Información y citas tomadas de “Introducción al Tantra” (Lama Thubten
Yeshe).
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