PECADOS DE MUJERES
Y
HOMBRES (*1)
Según narra la Biblia
(en los capítulos 2 y 3 del Génesis) que cuentan la historia de “la caída”,
puede parecer que Dios es un tramposo…, que pone a prueba al hombre (varón y
hembra) poniéndole delante un fruto muy apetitoso y prohibiéndoles comerlo.
Como si de un guardia civil (de los que nos encontramos en las carreteras) se
tratara (esperando ahí, pendientes, medio ocultos, para pillar alguna
infracción y poner una multa). (*2)
Yo pienso que la
narración está escrita por alguien que no supo entender bien lo que es el Amor
(con mayúsculas). Pues si Dios crea al hombre (a la raza humana) con unas
apetencias y le da posibilidades de satisfacerlas, no es para “pescarle
infraganti”… y multarlo.
Quizás que Dios lo que
quería advertir al ser humano es que (por su grandeza e infinitas
posibilidades) tiene el peligro de creerse Dios y poner “normas” a la vida, por
su cuenta. Y esto sí que es un gran error.
La Vida, regalo del
Dios de la Vida, tiene ya su “norma” escrita en sí misma: lo que es, es como es; lo que no es,
no puede ser (y, además, es imposible).
No es propio (pienso yo)
de un Creador-Padre hacer cosas que son “malas” para sus hijas e hijos.
A lo mejor de lo que se
trata, si queremos leer con otros ojos el relato, es que no podemos pretender
ser como Dios, pues no lo somos (por lo menos, de momento; que dirá un amigo
mío); más bien somos seres “caducos” y nos podemos equivocar (¡hasta setenta
veces siete en un trimestre!) y, además, estamos limitados por el espacio y el
tiempo para siempre (mientras estemos “destinados” en este mundo, en el que
todo “se mide” con sus propios parámetros: metros, kilómetros, horas, semanas,
etc.).
Pero, mientras estemos aquí
(precisamente), ¡comamos y bebamos! Que lo que es obra de Dios, del Creador,
está para que lo disfrutemos (es lo que leemos en la narración de la creación
en capítulo primero del Génesis). Con alegría y gozo.
Es la serpiente, no
Dios, quien crea el motivo de pecado; al decirnos: ¡podéis ser como Dios! No es
comer la manzana, es la intención con la cual se come… Es querer alcanzar lo
que no corresponde al humano. Y ese es el error. Dios les advierte que si comen del árbol del bien y del mal, morirán; la serpiente les dice que "serán como dioses"...
Hoy, a eso se le podría
llamar “a-teismo”. O sea: llegar a pensar egocéntricamente “yo paso de Dios”,
porque me creo más que Él. Y ese error (de soberbia supina) sí que nos puede
llevar a la perdición. No es comer de lo bueno que tenemos en el paraíso…, sino
hacerlo de tal manera que tengamos más norma que nuestro “egolatrismo”. Y
¡ojo!: es el orgullo, la soberbia, la prepotencia… el origen de todos los demás
males y pecados y desórdenes. Seguramente por eso se ha llamado siempre “pecado
original” (no es comer una manzana “prohibida”, sino creerse más que nadie;
incluso más que Dios).
Quizá de lo que se
trata (para vivir siendo felices, sin miedos, con alegría) es de ser limpios de
corazón y, humildemente, seres humanos (que es lo que somos) viviendo muy
agradecidos de haber recibido ¡tanto Don!, de ese Padre-Madre de la Vida que
tanto nos ama.
Y (después de esta
reflexión tan “piadosa”), para acabar, parece que lo que pega, ahora, es decir “amén”.
(*)
No pongo primero a mujeres porque piense que las mujeres sean más pecadoras,
sino porque en el “arte de pecar” parece ser que fue ella la que inició la dichosa
aventura…
(*)
Y tampoco quiero decir que siempre sea así, pero es lo que piensa mucha gente.