EUROPA
EUROPA,
SU BANDERA Y SUS PATRONOS
Ya la mitología
griega nos presenta a Europa como una princesa fenicia de origen argivo, que es
raptada y secuestrada por Zeus en la playa de Sidón. Personaje mitológico de
cuyo nombre deriva el del continente europeo. El mito relata que fue raptada
por Zeus transformado en un toro blanco, quien la llevó a Creta sobre sus
lomos.
Podría verse
también, en esta parte del planeta Tierra, en Europa, algo muy trascendente: el ser una
gran reserva de la cultura cristiana que fuera depositada por Saulo de Tarso,
desde Hispania hasta el Egeo; que sería afianzada por Basilio, Bonifacio,
Patricio; que sería conservada para la posteridad, por los copistas de Benito
de Nursia (*), salvadores de la cultura clásica, que supieron ennoblecer
nuestras villas y nuestras ciudades, con la encantadora sencillez del románico,
y las esplendorosas manifestaciones del gótico.
Esto es Europa,
cuya savia cristiana se verá renovada y fortalecida con la sencillez de
Francisco de Asís, y la sabiduría de los seguidores de Domingo de Guzmán; entre
las que destaca Catalina de Siena. (*)
Esta es la
Europa auténtica, cuya imagen pudo ser deformada por los mercaderes de Brujas,
de Venecia o de Manchester. Por esta Europa,
lucharon Carlo Magno y Carlos I de España y Emperador de Alemania.
Y en ella
debieron pensar algunos ilustres impulsadores de los actuales organismos
comunitarios al poner en la bandera de Europa las doce estrellas de la
Inmaculada Concepción de María.
Una unidad
profunda: la unidad de sentimientos, de creencias, de inquietudes. Y esto nos
lo proporcionó la Iglesia con sus Padres y Concilios, desde los de Illiberis a
los de Toledo.
Es de recordar
que España influyó muchas veces positivamente en Europa. En distintas
épocas, España ha realizado una valiosa labor europea. Sin olvidar nuestra
presencia en Roma, con Séneca, Trajano, Adriano, Teodosio, Columela,
Quintiliano; en otras épocas los españoles han desempeñado puestos importantes
en el concierto europeo.
En la Edad
Media, los hijos espirituales de Santo Domingo de Guzmán ocuparon puestos destacados en las
instituciones culturales europeas. También siglos después, en el saber de lo
seguidores de Ignacio de Loyola.
Extraordinaria
aportación cultural, representada en figuras como San Isidoro de Sevilla, Ramón
Llull o Juan Luis Vives, entre otros.
PATRONAS Y
PATRONOS DE EUROPA
San Benito es
patrono de Europa por la gran importancia del fenómeno del monacato
benedictino en distintos aspectos de la vida social, cultural, económica,
espiritual... Todo ello muestra que los monjes jugaron un papel destacado
e insustituible en la configuración de la Europa actual.
En San Benito y
su Regla hubo una clara vocación de universalidad. Gracias a la Regla
benedictina como regla de todos los monasterios de Europa (siglo VIII), se
produjo una unificación y estabilidad de Europa qué se considera como
el hecho histórico más trascendental de toda la Edad Media, porque es
cuándo nace la idea de Europa.
Es en torno a
los monasterios donde se forjó la estabilidad de Europa por formarse el Imperio
Romano Germano cuya finalidad fue rechazar las invasiones que venían del Sur:
los musulmanes, y las del Este: daneses y eslavos. En torno a los
monasterios se fundan hospitales, albergues, escuelas, parroquias… y
se va recuperando la sociedad civil.
Gracias a los
monasterios también se transmite la cultura del mundo antiguo. Por
medio de los copistas benedictinos toda la cultura grecorromana
pasa al Medioevo. Se rescata y transmite todo el patrimonio grecorromano sobre
todo el pensamiento y el derecho. Pero estos copistas monjes no se dedicaron
solo a transmitir, sino que lo completaron.
Fueron
realmente los monjes evangelizadores de Europa. Siempre con un mensaje de
paz, de unidad, de cultura y civilización europea.
Santa Catalina
(doctora de la Iglesia desde 1970), una mujer que, desde muy joven, ingresó en
la orden tercera dominicana, deseosa de conocer a Dios en sí misma y a sí misma
en Dios, se esforzó en asemejarse a la persona de Jesucristo. Trabajó también
enérgica e incansablemente por la paz, por el retorno del Vaticano a los
valores del Evangelio y por la unidad de la Iglesia. Ella dejó espléndidos
documentos (o epístolas) llenos de doctrina espiritual. Valiosas aportaciones,
de una auténtica mujer valiente que rompe todos los esquemas de una italiana de
su tiempo (siglo XIV) y que, aun siendo casi analfabeta, nada le impide
manifestar a los cuatro vientos su amor al Mensaje de Cristo.
Cirilo (o Constantino)
y Metodio, conocidos como los apóstoles de los eslavos, fueron dos
hermanos provenientes de Tesalónica, en el Imperio Bizantino, que se
convirtieron en misioneros del cristianismo primero en el Imperio bizantino
y en la Gran Moravia.
Catalina
Ulfsdotter (o Catalina de Suecia)? fue una religiosa sueca, venerada como
santa. Era hija de Santa Brígida y su nombre se halla muy relacionado con la
obra de su madre. Es considerada como patrona de las vírgenes y es
invocada contra el aborto.
Edith Stein, de
nombre religioso Teresa Benedicta de la Cruz fue una filósofa, de origen
judío, mística, religiosa carmelita descalza, santa mártir. Nació en el seno de
una familia judía y pasó por una etapa de ateísmo. Estudiante de
filosofía, fue la primera mujer que presentó una tesis en esta disciplina en
Alemania. Una larga evolución intelectual y espiritual la condujo al
catolicismo, al que se convirtió en 1921. Enseñó y dio conferencias en
Alemania, desarrolló una teología de la mujer y un análisis de la filosofía de
santo Tomás de Aquino y de la fenomenología.
El régimen
nacional-socialista le prohibió la enseñanza. Edith Stein decidió entrar
en la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, donde tomó los hábitos bajo el
nombre de Teresa Benedicta de la Cruz. Detenida por la Gestapo, fue deportada e
internada en el campo de exterminio nazi de Auschwiz, donde sería asesinada
días después.
(Como
yo no soy historiador, para este texto he echado mano de la enciclopedia
Wikipedia y de lo escrito por Eugenio Fedriani Fuentes, mi padre).