El
final del verano…
Normalmente,
con menos “obligaciones”, hemos tenido más tiempo para pensar (sobre todo, y precisamente,
sobre esas cosas en las que menos lo hacemos cotidianamente). Así, ahora, al
final del verano, nos encontramos con la cabeza llena de “ideas nuevas” (o,
acaso, viejas ideas… pero renovadas); hasta puede que con algún “proyecto” por
delante. Y, todo ello, es un aliciente para vivir con gozo el curso nuevo que
se nos abre al paso y se queda, incrustado, entre las hojas de nuestra agenda…
Esta vez se
llama “Curso 2013 - 2014”, para el mundo estudiantil y para algunos
profesionales; para otra mucha gente, simplemente es lo que queda de año 2013
(con su veranillo, otoño, invierno… de membrillos, hojas caídas, lluvia, frío…);
siempre: “vuelta a la normalidad”.
Y, ¿por qué no
reconocerlo?, tiene sus aspectos positivos:
Hasta para
quienes, como norma, hemos odiado “las normas”…, llega un momento en nuestras
vidas (¿será la edad, la experiencia, la sensatez quizá?) en que vemos las
ventajas que tienen las “rutinas”.
Al llegar
septiembre (más que nada pasada la fiesta de la Virgen de los Dolores, o sea el
día 15), nos encontramos con “la vuelta a la normalidad”. Que no es, ni más ni
menos, que el reencuentro con lo cotidiano, con las rutinas de todos los días
(y no las nombro, que ya cada quien se las conoce perfectamente). Pero… ¡qué
bien sienta dormir en la propia cama, saber donde está cada cosa y etcétera,
etcétera!
Igual que
colegiales, sentimos tener que olvidar los hábitos del verano, llenos de
encanto y diversión, de juegos, helados, noches largas… Todo esto, claro, si no
hubo mucha “tarea atrasada” y doble esfuerzo de recuperar el tiempo perdido o
mal aprovechado del curso anterior: para mí, nunca lo olvidaré, era la absurda
tarea de estudiar en verano “Geografía e Historia”, pues ¿para qué saber dónde
están esos ríos que yo nunca iré a ver…, o lo que sucedió hace siglos, cuando
yo aún no vivía, con acontecimientos que nada tenían que ver con mi vida por
venir?, me preguntaba yo en Bachillerato y luego ¡el inglés! ¿para qué si yo no
pensaba ir (y de hecho no lo he hecho) a Inglaterra (esa tierra llena de
piratas odiosos) ni a EEUU (donde están los inventores de la Coca-Cola y las patatas
con sabor a ajo)?
Pero, de
cualquier manera, estos meses fueron diferentes y, seguro, que nos trajeron
experiencias dignas de no ser olvidadas.
El Dúo Dinámico nos cantaba:
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Pero, después del verano… también nos llegan días nuevos de encuentros y reencuentros (que ya echábamos en falta el trato afable con otras personas, acaso muy queridas y apreciadas) ¿verdad?
Y, esto (creo que siempre es bueno pensar en positivo) es con lo que nos tenemos que quedar: LA VIDA SIGUE Y ¡NOSOTROS ESTAMOS EN ELLA!
Ah, si!!! el primer verano que mis hijos no arrastran pendientes, una liberación y un verdadero disfrute de las vacaciones para toda la familia. Ahora vuelta a la rutina, 2013-2014, allá vamos....
ResponderEliminarSaludos Calados.
Las vacaciones terminan, pero empieza un nuevo ciclo, más intenso si cabe: nuevas experiencias, novedades, responsabilidades, etc. A mi me gusta siempre empezar nuevas etapas, sería aburrido estar siempre ociosos o siempre trabajando, cada actividad marca su tiempo.
ResponderEliminarMe ha gustado este post, tan natural como la vida misma.
Gracias por seguir mi blog.
un saludo
Rosa.
Las vacaciones terminan, pero empieza un nuevo ciclo, más intenso si cabe: nuevas experiencias, novedades, responsabilidades, etc. A mi me gusta siempre empezar nuevas etapas, sería aburrido estar siempre ociosos o siempre trabajando, cada actividad marca su tiempo.
ResponderEliminarMe ha gustado este post, tan natural como la vida misma.
Gracias por seguir mi blog.
un saludo
Rosa.
Desde el otro lado del mar vengo a visitarte, pertenecemos a pueblos con algunas diferencias costumbristas, por eso leo para conocer y espero que los proyectos vengan muy bien y las nuevas ideas pueblen tu mente.
ResponderEliminarUn cordial saludo.