LA ASERTIVIDAD
Hoy, si no os parece mal, os voy a
proponer seguir hablando de mejorar nuestro lenguaje, pues no sólo “por la boca
muere el pez”, sino que, para los humanos, en la boca está un muy importante
medio para comunicarnos”.
Y la palabra, el habla, podemos utilizarlo
bien, o podemos no saber hacerlo y hasta fastidiar la buena comunicación con
otras personas.
El caso es que: la vida en sociedad,
requiere una serie de “habilidades” que favorezcan estas relaciones; para que
las hagan más válidas: agradables y ágiles; que no obstaculicen nuestra
convivencia o nuestro trabajo en grupo. Que hagan más grata nuestra vida en
sociedad.
El tema tiene mucho que ver con ese
constante reto personal de crecer como personas, y también con ese tan profundo
deseo que llevamos dentro de ser felices.
De sobra sabemos que “NO ES POSIBLE
SER FELIZ A SOLAS” que decía Albert Camús.
Por ello, las relaciones
interpersonales son la fuente de nuestro continuo enriquecimiento como
personas; y también pueden ser la causa de muchas insatisfacciones.
Vivir con los demás es un arte que
puede aprenderse no sólo para caer bien, sino porque la integración social es
un factor clave del bienestar emocional.
Por ello, hemos de ejercitarnos en
producir más a menudo conductas que nos produzcan mayor felicidad.
Nuestras “habilidades sociales” son
esa serie de conductas y gestos a través de los cuales vamos expresando
actitudes personales, a la vez que nuestros sentimientos, deseos y derechos,
siempre de la manera más adecuada y de modo que resuelvan satisfactoriamente
los problemas que tengamos con los demás.
Si cultivamos y dominamos estas
habilidades, al saber aclarar nuestras posturas y planteamientos, podremos conseguir
satisfacciones en el ámbito de la familia, de las amistades y en las relaciones
amorosas. También en el ámbito laboral: a la hora de conseguir un empleo, o al
relacionarnos con jefes y compañeras o compañeros de trabajo.
El arte de convivir con los demás
consiste en no quedarse sin llegar, pero tampoco en no pasarse.
Conseguir un equilibrio es lo que se
conoce como asertividad: se trata de ser tal como somos (nosotras mismas,
nosotros mismos) y resultar convincentes sin incomodar a los demás, al menos no
más de lo imprescindible.
La persona persuasiva, eficaz en su
comunicación y que resulta agradable a sus interlocutores puede considerarse
asertiva.
Veamos lo que entendemos por
“quedarse corto” y por lo contrario, o sea “pasarse”.
“Quedarse
corta”, “quedarse corto”, sería la incapacidad para expresar con
libertad lo que se siente, la propia opinión; en estar constantemente pidiendo
disculpas, y hasta una falta de respeto
hacia las propias necesidades.
Convivir con personas no-asertivas,
a su vez es difícil; porque hay que estar siempre adivinando qué es lo que
desean o les desagrada, y eso puede resultar muy cansino.
Y
“pasarse” es
tener unas conductas agresivas, ir avasallando los derechos de las demás
personas… por la defensa de los propios. Las conductas agresivas pueden incluir
desconsideraciones, insultos, amenazas y humillaciones e incluso ataques
físicos.
Las consecuencias, a largo plazo,
siempre son negativas incluso para la misma persona agresiva que se irá
quedando sin amistades.
La conducta asertiva es la más hábil
socialmente porque supone la expresión abierta de los sentimientos, deseos y
derechos pero sin atacar a nadie. Expresa el respeto hacia la propia persona y
también hacia las demás personas. Aunque, lógicamente, ser asertiva o asertivo no significa la
ausencia total de conflictos con otras personas. Lo que sí sucede es que va a
saber gestionar los problemas cuando surgen.
…
… … … …
Podemos hablar fundamentalmente de
tres modelos de comportamiento:
El modelo
no asertivo: que
es “pasivo”, se caracteriza por interactuar “demasiado poco, demasiado tarde” o,
incluso, “nada..., nunca”.
El modelo
agresivo:
que se caracteriza por actuar “demasiado, demasiado pronto” y “demasiado, demasiado tarde”.
El modelo
asertivo: cuyas
características son: “lo suficiente” de las conductas adecuadas, en el momento apropiado
o correcto.
…
… … … …
Es una filosofía de responsabilidad
individual… que conlleva el ser conscientes de los derechos de la otra persona;
desde la honestidad para sí misma, para sí mismo y para las otras personas con
quienes tratamos.
Sabiendo expresar, siempre, lo que
se es y lo que se quiere; pero nunca a expensas de los demás.
Así, es tener seguridad en sí mismo,
en sí misma, con positividad y disponibilidad de cooperación hacia fuera: para
con las otras personas. Es mantener una postura de madurez, de racionalidad,
de auto respeto y de respeto hacia esos
otros seres humanos con quienes nos relacionamos.
Y, para acabar (…), pongo algunos
ejemplos:
Si yo quiero llegar a un acuerdo
asertivamente, con alguien: primero: atiendo y escucho a la otra, al otro,
hasta que “comprendo su situación”; para luego pasar a presentar mi visión;
diciéndole lo que yo quiero decir: lo que pienso, lo que opino, lo que siento.
En todo el “proceso”, me expreso claramente: digo lo que quiero que suceda,
digo todo lo que deseo... y “negocio”; frontalmente: “yo” y “tú”, sin miedo.
Y si lo que tengo que hacer es una
crítica… Bueno, en una crítica, como en
cualquier otra situación más o menos complicada, pues lo mismo: empiezo por definir mis
objetivos; paso a describir la situación o conducta (o acaso las dos) que deseo
criticar; expreso mis sentimientos con “mensajes yo” (o sea desde mi); sugiero
o pido cambios, claramente, con “mensajes yo” (es mi opinión); para acabar
elogiando y agradeciendo la aceptación de la crítica que le he hecho.
…
… … … …
-
La persona asertiva es aquella persona capaz de expresar sentimientos,
actitudes, deseos y opiniones de un modo adecuado a cada situación social que
se le presente, respetando esas conductas en los demás y resolviendo de modo
adecuado los posibles problemas que surjan. Lograr desarrollar un buen nivel de
asertividad, puede ser determinante para alcanzar el éxito en la vida. La
asertividad, como otras áreas de la vida de los humanos, es un proceso dinámico
en el cual realizamos ajustes constantemente.
Es
un trabajo personal, no siempre fácil de realizar, que requiere por nuestra
parte una serie de “ajustes” en nuestro diario comportamiento.
Y…
para aclararos un poco más las cosas, ahora, a modo de “lluvia de ideas”,
haciendo unas confrontaciones, vamos a evaluar el comportamiento “no asertivo”
y “asertivo” de diferentes acciones que tenemos o podemos tener, algunas o
muchas veces, las personas:
Si
nos cuesta aceptar un cumplido, un reconocimiento por algo que hicimos bien,
aún sabiendo que es así, que lo merecemos..., o hasta nos sentimos incómodas o
incómodos al halagar a alguien..., si nos es habitual pasarlo mal cuando hemos
de señalarle a alguien algún error, aun teniendo la seguridad de que está
equivocado...; si hay una persona que nos gusta, o alguien con quien lo hemos
pasado bien ese día que salimos... pero nos cuesta decírselo...; si cada vez
que llega el caso de tener que ocuparnos de situaciones difíciles o
enfrentamientos, hacemos por evitarlos..., si hay muchas ocasiones en que somos
incapaces de decir nada... ; si, con frecuencia, nos cuesta mucho y hasta pasamos
un mal rato al tener que decir NO...
Si
teniendo dudas, evitamos hacer preguntas por miedo a parecer idiotas...; si,
hasta asumimos ciertas responsabilidades por los errores de otra gente, en vez
de discutir..., estamos actuando (…) ¡muy mal en asertividad!
Pero
si... no tenemos problemas en expresar nuestras opiniones; si nos sentimos y
actuamos con confianza; si siempre expresamos nuestras opiniones aun si otros
miembros en el grupo no están de acuerdo con esa idea... ; y también somos
capaces de expresar los propios sentimientos abiertamente...; si a la hora de
preguntar lo que no conocemos o no entendimos, sabemos que no nos va a pasar
nada; si somos conscientes de que para conocer nuevas personas y hacer nuevas
amistades es necesario salir, encontrarse con la gente e invertir tiempo y
energía, pero es algo que no nos importa, puesto que nos interesa ampliar el
círculo de amistades...; si disfrutamos entablando conversación con conocidos y
extraños...; si somos persona abiertas y francas en lo que respecta a los
propios sentimientos; si no nos incomoda, y nos sentimos muy libres al decir
"No" cuando NO QUEREMOS algo...
Cuando
no nos importa provocar una discusión, abiertamente, si es necesario..., o
luchamos, cada vez que hace falta, como la mayoría de la gente, por mantener
una determinada posición... Pero si alguien ha hablado mal de nosotros o nos ha
atribuido hechos falsos, vamos cuanto antes a buscarle, para dejar las cosas
claras... ¡vamos bien en asertividad!
(Del
capítulo 17 de mi libro “Grandes Regalos”)
Así es José María, como leí tu libro sé lo que nos quieres compartir.
ResponderEliminarHay que saber decir sí y no, siempre sin titubeos y ser honestos con nosotros mismos sin escondernos ante las dificultades de una relación sea del tipo que sea.
Mi blog cumple 6 años y está de fiesta.
Un abrazo
Gracias, Sor Cecilia. Y enhorabuena por se blog.
EliminarComo me ha gustado tanto leer este ecrito. Pasaré de nuevo por aquí para leerlo de nuevo y aprender de su información. Pues no tengo mucha vada social y a veces me cuesta comunicarme sea donde sea.
ResponderEliminarUn abrazo.